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miércoles, 12 de marzo de 2014

W. C. Fields - Su influencia.



John Cleese en 2001:

Descubrí a W. C. Fields bastante más tarde que a Chaplin, Keaton o Laurel & Hardy, e inmediatamente se convirtió en mi favorito. Fields tuvo el valor de interpretar a personajes de mala reputación y la genialidad de hacer un material más arriesgado y profundo que el de otros. 

Fields hacía cosas tipo Monty Python mucho antes de que existiera Monty Python. 

En un tiempo donde lo políticamente correcto a menudo reprime la integridad, y la tendencia a reírse y el verdadero ingenio escasea, creo que nada puede ser más sano que redescubrir al más original, perspicaz e incorregible de todos los cómicos.


Adam McKay en 2013: 

Creo que W. C. Fields es un de los mejores cómicos de todos los tiempos. De hecho, de todos los humoristas clásicos, él a día de hoy es alguien con el que todavía me río. Estamos hablando de alguien de hace 80 años con un material que sigue siendo divertido. Es algo sorprendente.


La influencia de The Great Man llega hasta nuestros días, por supuesto, y nada mejor que una serie como Los Soprano, en la que hay múltiples referencias a sus películas y frases, para darse cuenta de que su legado sigue muy vivo. Como dijo Michael Imperioli (Moltisanti en la serie), el creador de la serie, David Chase, es un fan irredento de Fields. En dos ocasiones a lo largo de la seire se puede ver a Tony Soprano relajándose después de un duro día de trabajo ajustando cuentas, y nada mejor que ver por la tele la genial It's A Gift, una de las mejores comedias de Fields. Además, en otros episodios se puede ver a Tony imitando al maestro cuando está relajado, con no mucha fortuna, eso sí, y es que por muy grande que fuera Gandolfini el estilo de Fields hablando es demasiado personal e inimitable, sólo hay que ver W.C. Fields And Me, todo un Rod Steiger apenas puede acercarse a lo que transmitía Fields. Tampoco es raro que David Chase decidiera relacionar tanto a Tony Soprano con W.C. Fields, no sólo porque Chase sea un fanático del cómico. Lo cierto es que Tony y ese personaje que interpretaba Fields en la muchas de sus películas tienen más paralelismos de lo que pueda parecer a primera vista. Son personajes agobiados por su familia, por el trabajo y por el entorno, que van en contra de lo establecido y que sienten poco respeto por todo aquello que no les suponga un beneficio. Creo que aparte de las referencias que puede haber en toda la serie a Al Pacino en El Padrino y a gente como Sinatra no hay nadie con tantas alusiones en una de las mejores series de todos los tiempos, algo que dice mucho de lo intemporal de la obra de Fields.

(Poppy)

Tener una influencia tan decisiva como la de Fields en el desarrollo del humor no se consigue de cualquier manera, su estilo no casaba mucho con el de tantos humoristas que siempre lograban quedar como héroes al final. El material de Fields no es apto para todo el mundo y lograr meter ciertas cosas en sus películas en su época habla mucho de su audacia y de su valentía. En Poppy, de 1936, ya con el código Hays funcionando a todo trapo logró colar una escena como esta, en la que refrenda con la posición de sus dedos lo que quiere decir con su supuesta confusión acerca del nombre de su oponente en este film.

(The Dentist)


También hay material muy arriesgado en el corto The Dentist, de 1932, todavía en la época precode, pero de todas formas a estas alturas resulta bastante asombroso pensar como en esa época pudo meter esta escena en la que ese terrible dentista está sacando una muela a su paciente en una posición en la que parecen que estén teniendo sexo.





miércoles, 26 de febrero de 2014

W. C. Fields - El Malabarista Excéntrico


Desde mucho antes de dedicarse al cine W. C. Fields durante años se dedicó al malabarismo en espectáculos que le llevaron no sólo por todo Estados Unidos y Europa, España incluida, también llegó a actuar en Sudáfrica o en Australia. En los carteles a veces apareció con el título "The Eccentric Juggler" o "The Tramp Juggler" y fue reconocido como uno de los mejores y más famosos malabaristas-comediantes de su época. De entre todas las películas que se conservan de su filmografía, algunos títulos de su época en el cine mudo permanecen perdidos sin aparente posibilidad de rescate, sólo unas pocas de ellas contienen momentos donde se puede disfrutar de sus tremendas habilidades, una es en Her Majesty Love, donde se le puede avergonzando a su hija en su fiesta de pedida al hacer malabares con platos y manzanas después de perder los papeles con la bebida.


Pero es en The Old Fashioned Way donde se incluye un reflejo de lo que fueron sus actuaciones hasta que decidió emprender el camino hasta convertirse en uno de los cómicos definitivos de Hollywood. Esa película, aparte de una de mis favoritas de todas las que hizo Fields, es bastante autobiográfica, con un guión en parte a cargo del propio actor (solía firmar en los guiones con seudónimos absurdos de su onda, tipo Charles Bogle, Mahatma Kane Jeeves o Otis Criblecoblis), en ella vemos a The Great McGonigle y su espectáculo ambulante de variedades buscándose la vida de pueblo en pueblo y aprovechándose de todo el que tiene la poca fortuna de cruzarse en su camino. Es una maravilla verle al final del film haciendo malabares con pelotas o con cajas de cigarros, todo un espectáculo, a pesar de que cuando se rodó The Old Fashioned Way ya había perdido parte de sus habilidades, en parte por su edad y en parte por su alcoholismo. Mientras se dedicó exclusivamente al vodevil nunca había bebido alcohol y de hecho, a pesar de lo que se pueda creer, la bebida no fue una de sus aficiones hasta que cumplió 35 años, cuando descubrió que su organismo toleraba bastante bien la ingesta masiva de alcohol. Aunque en este film no se haga especial referencia al alcohol no es extraño pensar que, viniendo de Fields, el título puede tener doble sentido por lo del cóctel de bourbon Old Fashioned, el cómico siempre le buscaba todas las vueltas posibles a cualquier situación.


También tenemos esta participación procedente de un programa instructivo a cargo de uno de los mejores golfistas de todos los tiempos en el que Fields hipnotiza y divierte un rato a sus amigos con pelotas de golf y con su humor. 


En muchas de sus películas podemos disfrutar de otras de sus muchas habilidades, en las que pone su pericia, su humor y su talento para jugar, o no llegar a jugar, al ping-pong, al golf o al billar, con números que fue perfeccionando a lo largo de los años y de los cuales resulta muy difícil cansarse de visionarlos. Que se le diera especialmente bien cualquiera de las cosas que se pueden hacer en los bares, aparte de beber, como las cartas o el billar, puede tener mucho sentido en alguien como él, pero lo cierto es que uno se pregunta si este extraordinario hombre se encontró a lo largo de su vida con algo que no pudiera hacer o que se le diera mal. 

viernes, 14 de febrero de 2014

W. C. Fields - El Actor


En cierta ocasión John Barrymore llegó a decir de W. C. Fields que era el mejor actor que había visto en su vida. Barrymore y Fields aparte de entusiasmados aficionados por el alcohol eran íntimos amigos, de acuerdo, pero lo cierto es que aunque ese comentario de Barrymore pueda parecer descabellado para quien se acerca a la obra de Fields por primera vez verle en un film como David Copperfield lleva a entenderlo mejor. Hasta su participación en la adaptación del clásico de 1935, con George Cukor a la dirección, prácticamente todo lo que W. C. Fields había hecho en la gran pantalla fue interpretarse a sí mismo, o más bien a ese personaje que había creado, el misántropo y estafador incorregible, el terror de las clases altas y de los vecindarios cotorras. Aunque llegó a actuar en películas mudas de D. W. Griffith, como Sally Of The Sawdust, el guión de esta era en realidad una adaptación de Poppy, una obra escrita por el propio Fields que representó con gran éxito en Broadway y que años más tarde tendría su versión sonora para el cine bajo el título original. Puede parecer arriesgado destacar lo que hizo Fields en David Copperfield sabiendo que en primera instancia era Charles Laughton quien iba a interpretar a Wilkins Micawber. No hace falta recordar quien fue Laughton; aparte de la pesadilla de Hitchcock, que llegó a decir que odiaba trabajar con niños, perros y Charles Laughton, el actor británico pasa por ser uno de los actores definitivos de la historia del cine, con papeles como los de Testigo De Cargo o Espartaco, actuaciones de un nivel estratosférico. Pero no sólo eso, lo cierto es que David Copperfield de George Cukor está plagada de actores y actuaciones memorables, Lionel Barrymore o Elsa Lanchester entre otros, por lo que lo conseguido por Fields es más meritorio aún. 


Viendo a Fields en David Copperfield nadie se acuerda de Laughton, ni de nadie más, brilla sin dejar de ser él mismo en un papel que parece que Dickens hubiera escrito sabiendo que algún día alguien como Fields iba a interpretarlo. Ese Micawber es un personaje que puede parecer muy cercano a lo que Fields llevaba haciendo desde hacía tanto tiempo: dueño de una bodega que debe tanto dinero a tanta gente que termina siendo expulsado de Londres. Por supuesto que Fields era una gran conocedor y admirador de la obra de Dickens, así que no es difícil entender la naturalidad del actor a la hora de dar vida a Micawber. Da igual el acento tan americano de Fields, encaja perfectamente y cuando estás viendo una actuación tan sobresaliente su peculiarísima forma de hablar deja de parecer importante. Que metiera en su actuación parte de su repertorio personal puede parecer una imposición, bienvenida sea, pero aun así no pudo conseguir que le dejaran usar su propia variación de "maldita sea": "Godfrey Daniels", pero de todas formas verle exclamando en su lugar "Shadow of Nicodemus" con tanta convicción vale mucho. La parte negativa de su participación es que a pesar del éxito obtenido por David Copperfield el comediante no puso especial interés en continuar ese camino, llegando a rechazar El Mago De Oz por temas económicos. Una lástima, habría interpretado los cinco diferentes papeles que haría Frank Morgan. Se dice que Fields se subió a la parra pidiendo lo que no estaba en los escritos. Otra decisión también a lamentar fue la de negarse a hacer Cuento de Navidad, la versión dirigida por Edwin L. Marin en 1938, quizás la mejor de todas cuantas se han rodado de la novela de Dickens, hubiera tenido al fenomenal Gene Lockhart como compañero de reparto. Fields aceptaba pero con la condición de que cambiaran el guión para que su personaje fuera más de su cuerda, quería que el avaro Ebenezer Scrooge no se remidiera al final de la película, algo que por supuesto era inaceptable, pero así era Fields. A pesar de que es lamentable no haberle podido ver en dos películas tan estupendas, en unos personajes con los que pudo haber arrollado, sólo se puede sentir respeto por alguien tan leal a sus convicciones, se compartan o no. Con el mundo plagado de seres que son sólo pura pose W. C. Fields fue alguien con actitud, rock'n'roll sin artificios. Como dijo Groucho Marx durante una entrevista en los 60's: "Si Fields viviera en esta época se tiraría la mayor parte del tiempo arrestado".



martes, 24 de septiembre de 2013

W. C. Fields - La misantropía elevada a arte


El legado cultural al que podemos acceder hoy día desde casi cualquier parte es tan inmenso que uno todavía se puede encontrar con alguien como W. C. Fields, un cómico al que conocía muy vagamente y del que, después de haber tenido una muestra de un talento inusual ya me he convertido en un adicto. Las primeras películas que he visto fueron Never Give A Sucker An Even Break y You Can't Cheat An Honest Man. Dos títulos que no van a aparecer nunca en la lista de las películas más bonitas, edificantes o importantes, precisamente. Son dos vehículos creados para el lucimiento de este hombre de escatológico nombre, donde explota todo su irreverente talento, que se basa en abusar de quienes le rodean, estafarles, reírse de sus defectos físicos, irritarles en resumen, especialmente si son niños o mujeres. Esas películas, que dentro de su calidad pueden llegar a ser aún más absurdas que las de los Hemanos Marx, tienen todo el sentido del mundo por poder ver en ellas las aventuras de este malabarista y comediante, un hombre alcoholizado dotado de una enorme nariz en tal estado que recuerdan a esas frutas que llegado su punto de madurez no se han caído del árbol y se quedan allí, desafiando las leyes naturales con un aspecto espeluznante.

Dicen que no todos los rasgos que le hicieron famoso como artista los portaba como persona, que en realidad era un tipo bonachón, que apoyaba financieramente a su familia, adoraba a sus nietos y que desde luego no era tan déspota como sus personajes cinematográficos. Pero el alcoholismo que arrastraba incluso se quedaba corto en la ficción. Sus amistades era gente que podía rivalizar con él bebiendo, John Barrymore entre ellos.  Decía Groucho Marx que una de las veces que estuvo en su casa vio que tenía almacenado en su ático algo así como 50.000 dólares en whisky, le preguntó que a que se debía todo eso, que la prohibición había acabado hacía 25 años; Fields le contestó: Por si acaso. Alguien, que cuando estaba en su lecho de muerte, al ser sorprendido leyendo la biblia lo justificó diciendo: Estoy buscando lagunas. Entre sus aficiones estaba disparar con su escopeta de balines a los turistas que osaban dejarse caer por las inmediaciones de su residencia. Como se puede ver todo un hombre como Dios manda.

En muchas de sus películas solía participar en el guión, lo que obligaba al estudio a pegar hachazos al metraje. No todo el material era apto, incluso para lo que se esperaba de semejante personaje. Pero yo encuentro sus films muy divertidos, su despotismo aguanta el paso del tiempo y cada segundo que está en pantalla, ese tipo con su narizota, con esa forma de hablar tan particular, con esos gestos y esa mala uva, todo eso hace ver que, detrás de litros de alcohol y de una imagen tan negativa, hay talento, que puede ser de mal gusto, misógino y todo lo que se quiera, pero talento después de todo, y además no dudaba en reírse de sí mismo para acentuar la comicidad de sus escenas. Y lo mejor de todo es que no es apto para fans de Los Morancos, Paco Martínez Soria, El Club de la Comedia o chorradas tipo American Pie. También se realizó un biopic que tengo aún por ver, con el gran Rod Steiger dando vida a uno de los mejores actores cómicos que han existido.


Algunas de mis frases favoritas del gran W. C. Fields, que podría ser algo así como el decálogo del misántropo:

Si al principio no lo consigues, inténtalo de nuevo. Luego déjalo. De nada te va a servir ser un maldito idiota.

Cocino con vino, a veces incluso lo añado a lo que estoy cocinando.

Sin duda que todas las mujeres están locas; sólo es una cuestión de niveles.

Una mujer me inició a la bebida, y ni siquiera tuve la decencia de agradecérselo.

Nunca trates de impresionar a una mujer, si lo haces ella esperará que mantengas el nivel para el resto de la vida.

No tengo prejuicios. Odio a todo el mundo por igual.

Una vez, durante la Prohibición, tuve que vivir a la fuerza de sólo comida y agua.

Me gustan los niños - fritos.

No te preocupes de tu corazón, te durará tanto como sigas vivo.

Las mujeres son como los elefantes. Me gusta mirarlas, pero no me gustaría tener una.

Cuando todo se ha perdido, la esperanza incluida, la vida se convierte en una desgracia, y la muerte en un deber.

Es moralmente incorrecto permitir a un idiota que se quede con su dinero.

Nunca bebo agua. Me da miedo que se convierta en un hábito.

Nunca bebo agua; eso es lo que oxida las cañerías.

Si tuviera que volver a vivir, viviría en una taberna.

Bebo, luego existo.

No sé ni por qué vengo por aquí. Las moscas se llevan lo mejor de todo.