sábado, 6 de abril de 2013

Conversaciones con Billy Wilder, de Cameron Crowe



 Gran libro, que se lee casi de un tirón, sobre uno de los cineastas definitivos. A pesar de ser escrito cuando Wilder rondaba los 90 años es genial el estado de lucidez, humor y memoria que conservaba. También ayuda, y mucho, Crowe, ya que en su papel de cineasta-admirador, ayuda y presiona a Wilder para que desgrane toda su obra, incluso sus películas fallidas, según él, claro. Los seguidores de El Crepúsculo de los Dioses, Perdición, Testigo de Cargo y tantas otras, tenemos diseccionadas hasta el más mínimo detalle escenas memorables, diálogos geniales, planos, miradas, luces, sombras, y todo aquello que conformaba el mundo Wilder. Aparte, aunque no sea una parte primordial, es divertido y mucho leer tantos cotorreos sobre Bogart, Cary Grant, Marilyn Monroe y demás, todo con el ácido y cínico toque de Billy Wilder. También me quedo con sus reflexiones del cine de esta época. Claro que Wilder no era un carcamal que despreciara a los cineastas más jóvenes. Apreciaba y valoraba mucho el cine de cualquier época y habla bien de La Jungla de Cristal, por decir una. Pero no puedo estar más de acuerdo con que el cine de las últimas décadas parece más una competición que otra cosa. Y eso que no ha vivido en la época del abuso de cgi. Su comentario de que para él sería absurdo rodar una escena con un monstruo gigantesco ya que no sabría que diálogos meter es muy significativo. Ahora lo que prima es el presupuesto, la espectacularidad y todo eso. También hay cine actual con diálogos geniales, como Un Dios Salvaje, pero eso es un grano de arena entre tanta morralla. Sería cuestión de que mucha gente que se considera cineasta se autoreciclara y tomara nota de lo que se puede hacer con imágenes, diálogos y sonidos, pero claro, para eso hay que tener un interés real por hacer algo interesante, no un subproducto que sea amortizable o que satisfaga el propio ego.