miércoles, 30 de diciembre de 2015

Vinilo vs CD, mi opinión


En estos días me ha dado por volver a meterme de lleno en mis vinilos de blues, a los que tanto cariño les tengo y a los que hacía algún tiempo que no les dejaba posarse sobre el tocadiscos. Muddy Waters, los King, Elmore James, Ruth Brown, Little Milton, Stevie Ray Vaughan, Larry McCray y muchos otros siguen sonando bien en mi equipo, pero, ¿mejor que los cd's? No lo creo. Le tengo mucho cariño a mis vinilos y lo cierto es que a lo largo de los años me he quitado de encima tanto lp's, cd's o cassettes que hace tiempo dejaron de significar algo para mí. Así que no se puede decir que sienta más animadversión por los vinilos que la que me causan los saltitos, algo que me ha llevado a dañar algún lp en el afán de quitarlos.

Me resulta hilarante escuchar habitualmente a gente despreciar los cd's en favor de los vinilos, y francamente, me parece de risa, y tampoco digo que el formato del cd es el mejor sin discusión, porque hay archivos y formatos digitales de más resolución, pero aquí de lo que se trata es de lo que está al alcance del aficionado medio. Por otro lado, por favor, no hablemos de comparar vinilos con mp3 de baja resolución, no es justo, sería como comparar un cd con un flexi-disc.

Hay multitud de artículos en la red en los que se hacen sesudas comparaciones y en los que se argumenta a favor de esta teoría, o en contra, basándose en aspectos muy técnicos y didácticos, y cualquiera puede saber la opinión de Neil Young sobre el asunto, si, pero mi análisis obvia cualquier otra cosa que mi experiencia de estos días. Llevo escuchando música en todos los posibles formatos desde que todavía iba al cole, y siempre preocupándome, en la medida que mi bolsillo me lo ha permitido, de sacar el mejor sonido posible a cualquier artefacto sonoro ha pasado por mis manos.

Desde hace ya unos diez años vengo usando el mismo equipo, en el que invertí un buen dinero, aunque no una fortuna, obviamente. Está claro que le he sacado provecho, y lo que le queda. Creo que hacerme con ese equipo fue una de las mejores decisiones que he tomado como aficionado. La diferencia con los anteriores que he tenido es abismal. Con los antiguos me llegaba a agotar de escuchar música después de algún que otro disco, con este es todo lo contrario. Hay gente que hasta me ha dicho que si lo que tengo no suena ya demasiado bien. Así que estas pruebas las he hecho en las mejores condiciones posibles. Otro punto a considerar es que tengo buen oído, las audiometrías siempre me salen bastante bien, y además soy capaz de reconocer frecuencias sonoras con un porcentaje de acierto mayor que la media.


Como cualquier otro adicto a la música en mi colección tengo algunos títulos tanto en vinilo como en cd y he estado estos días comparándolos en mi equipo, algo que no había hecho hasta ahora. Además de algunos títulos de blues más clásicos también he probado con grabaciones más "recientes", como Showdown!, ese maravilloso disco en el que cohabitaron Albert Collins, Robert Cray y Johnny Copeland, el Texas Flood de Stevie Ray Vaughan, o algunas cosas de AC/DC, que hay que recordar que su Back In Black marca una de las cotas en lo que ha calidad de sonido se refiere, y es un disco que se usa en estudios de grabación para calibrar los equipos.


Las pruebas las he hecho con varios niveles de volumen, a través de los altavoces o con auriculares, en algunos casos he comparado vinilos "patanegra" con ediciones de cd's normalitas y viceversa. Olvidándonos de aspectos como la frialdad que ofrece la música digital, la fritura de los vinilos, cualquier cosa que no sea escuchar con la mente abierta y sin prejuicios, tengo que decir que es totalmente falso eso de la superioridad y la calidez de los vinilos comparándolos con los cd's. En ningún caso con los discos que he probado el vinilo gana al cd, hay algún empate y  en alguna ocasión el formato digital resulta vencedor, sobretodo, y para mi sorpresa, con una edición en vinilo reciente, teniendo como oponente a una edición normalita en cd. El plato que tengo es del mismo nivel que el aplificador, el lector del cd y los altavoces, ofreciendo el equipo en global un rango dinámico bastante bueno en su conjunto. Puedo notar diferencias en ciertos sonidos, sobretodo en los bajos y en la batería, pero en muchos casos sería ridículo afirmar que un formato es muy superior al otro por ese motivo.

Uno de los más estrafalarios ataques al cd que he oído se basan en cosas como que los lectores de discos compactos se estropean al poco tiempo. Si se tiene un lector de baja calidad, además de dejar de funcionar pronto también ofrecerán una calidad de sonido inferior. De todas formas me pregunto qué equipo tendrán quienes dicen que el sonido del vinilo es tremendamente superior al del cd. Cuando me compré el equipo que tengo actualmente el vendedor me dijo que en mi ciudad algo así solo tenemos yo y unos cuantos más, y el caso es que me parece que el porcentaje de gente que opina a la ligera sobre este asunto es muy superior al de gente que invierte un dinero interesante en un equipo que además de buena calidad tiene una vida mucho mayor que equipos de gama media-baja.

Es cierto que hay aspectos del cd que se podían haber hecho mejor desde el principio, pero el oído humano percibe los sonidos bien grabados digitalmente de una manera bastante similar a lo analógico. Claro que hay ediciones en cd muy malas con pésimo sonido a lata, está el tema de la manía del loudness, pero el formato en sí no es inferior al vinilo, por muy romántico que parezca defender algo que parecía que estaba muerto y que comercialmente ha resucitado, eso sí, a unos precios ridículos, lo que me hace acordarme de la diferencia de precio entre los dos formatos en los 80's. Por otra parte, si que noto una diferencia bastante destacable si se compara el sonido de un cassette con un cd o vinilo, pero encuentro respetable que haya gente a la que le hace más feliz el sonido de las cintas que cualquier otra cosa, por supuesto. 

Al final de lo que se trata es de disfrutar de la música. El formato es un medio, el fin es hacer sonar música y buscar la felicidad, la emoción, el querer comerse el mundo por medio de artistas que han podido desarrollar una actividad discográfica, aún en estos tiempos que corren. Y siempre será preferible escuchar a B.B. King o Pearl Jam en cualquier formato digital que a lo que está al otro lado de Adele en vinilos de alto gramaje.




sábado, 19 de diciembre de 2015

Lo mejor del año

Así, a bote pronto y ordenados alfabéticamente, están mis discos favoritos del año. Hay más cosas que me han hecho disfrutar pero estos discos me han calado especialmente. El nuevo de Dan Baird & Homemade Sin no sé si entraría, sólo le he pegado un par de escuchas y de momento no me ha parecido tan bueno como el anterior, aunque es posible que cambie de opinión próximamente.

BOB DYLAN - SHADOWS IN THE NIGHT
DRIVE-BY TRUCKERS - IT'S GREAT TO BE ALIVE!
DWIGHT YOAKAM - SECOND HAND HEART
EMMYLOU HARRIS & RODNEY CROWELL - THE TRAVELLING KIND
JASON ISBELL - SOMETHING MORE THAN FREE
JOE LOUIS WALKER - EVERYBODY WANTS A PIECE
MIGUEL POVEDA - PARA LA LIBERTAD - SONETOS Y POEMAS
MY MORNING JACKET - THE WATERFALL
NEIL YOUNG + PROMISE OF THE REAL - THE MONSANTO YEARS
RYAN ADAMS - 1989
SHEMEKIA COPELAND - OUTSKIRTS OF LOVE
THE DEAD WEATHER - DODGE AND BURN
THE NEW BASEMENT TAPES - LOST ON THE RIVER DELUXE EDITION
VAN HALEN - TOKYO DOME - IN CONCERT

miércoles, 27 de mayo de 2015

My Morning Jacket - The Waterfall


Desde la primera vez que me acerqué a la música de My Morning Jacket, que fue cuando telonearon a Pearl Jam en su concierto de 2006 en Madrid, su música me ha acompañado regularmente y todos sus discos me parecen esenciales, una obra para cerrar la boca a quienes a la mínima ocasión no dudan en afirmar que en la actualidad no hay nada interesante en el panorama rockero y que cualquier tiempo pasado fue mejor. Una gente que además de ser inclasificable (la mayor parte del tiempo resulta definir qué es lo que están haciendo) aúna una instrumentación excelsa, lirismo, intensidad, profundidad, delicadeza, humor y considerables arrebatos rockeros. Desde luego que no se trata de un grupo muy común, y si se le suman a todos esos elementos tan característicos de My Morning Jacket la soberbia y cósmica voz de Jim James, se puede decir que estamos ante una banda realmente relevante, con pocos rivales y que aguantarían el tipo en comparación con la mayor parte de bandas de décadas atrás.

Por todo eso me decepcionó completar la primera escucha de este The Waterfall y casi me convencí de que podría ser la primera vez que el grupo me decepciona. En ese primer acercamiento me pareció un trabajo realmente insulso y que no iba a tardar mucho en caer en el olvido. Pero antes de que me volviera a aferrar a cualquiera de sus anteriores discos y ya a partir de la segunda escucha y como por arte de magia mis impresiones cambiaron radicalmente. Me sorprendió quedar ya totalmente atrapado por todas las canciones y sonoridades incluidas en el cd, y me encontré a mi mismo cantando el estribillo de Spring (Among The Living) o disfrutando de las voces de Jim James, las instrumentaciones y los múltiples detalles que hacen de la música de este grupo algo tan especial. The Waterfall está desde ya entre lo mejor de lo que llevamos de año y a la altura de lo que se espera de ellos. Como siempre, tratándose de esta banda, estamos ante un disco tan variado pero asimismo con una gran cohesión, y  es que la sensación de unidad es durante las 10 canciones que componen The Waterfall. Por lo tanto, aunque fácilmente se pueden destacar títulos como Believe (Nobody Knows), la ya mencionada Spring o Only Memory Remains, este es un disco este para escuchar de principio a fin y sumergirte en su amplia variedad de ambientes y estados de ánimo.

Un buen detalle, que acentúa la sensación de unidad del trabajo, es el hecho de haber separado los temas extras del disco con una pista que contiene únicamente silencio, que lo separan The Waterfall de las demos y temas extras. Seguramente hasta el mismísimo Stan Smith estará disfrutando con este soberbio disco y de los marcianos que lo han concebido después de un duro día de trabajo.




martes, 26 de mayo de 2015

Van Halen - Tokyo Dome

Aunque ya lo había escuchado no ha sido hasta hace unos pocos días que lo tengo en su formato físico, parecía que nadie entiende mis necesidades Van Halenianas, y aunque sea en esos receptáculos de ceros y unos, que voy a decir, tener este artefacto que contiene una grabación oficial en vivo de Van Halen con David Lee Roth es una gran alegría. Las pegas ya se conocen: han pasado años desde la época dorada de la banda, no está Michael Anthony (que por mucho que a las cuatro cuerdas está bien suplido por Wolfgang se echa mucho en falta sus voces) y David Lee Roth tiene una actuación muy irregular, con canciones en las que está muy bien y otras no tanto. Les honra haber elegido un concierto único y no un batiburrillo de toda la gira, que por lo que dicen grabaron entera, y también se agradece esa honestidad nada común entre sus colegas, que es no haber hecho retoques en estudio. Lo que se escucha en Tokyo Dome son los actuales Van Halen, sin trampa ni cartón, con sus defectos pero también, y de que manera, con su grandeza. Extraño mundo este, todo eso de los directos-trampa debería ser algo inaceptable desde su propia concepción, y no debería venir al caso que cuando alguien ofrezca una grabación que carezca de añadidos o mejoras alardee de ello, eso debería ser la norma, pero claro, cuando lo que impera es otro comportamiento hacen bien en estar orgullosos de no hacer trampas y de diferenciarse de los que si hacen trucos para tapar las carencias.

Yo que soy de la opinión de que Van Halen sin Roth no son Van Halen, la edición de A Different Kind Of Truth o Tokyo Dome y verlos en tan buena forma en esas estupendas actuaciones televisivas de las últimas semanas, es un subidón. El principal problema de Van Halen con Sammy Hagar no es la manía personal que uno pueda tener por el pelirrojo, es que el repertorio de Van Halen con Roth le da unas cuantas vueltas a lo que hicieron con Hagar. Yo preferiría escuchar el material incluido en Tokyo Dome cantado por cualquier mediocridad que la mayoría de lo que hicieron en la época sin Roth. Pero es que aparte la banda está fantástica en este doble cd, es desde el inicio hasta el fin una energética exhibición de poderío rockero e instrumental con unos clásicos atemporales que siguen sonando frescos, junto a los cuales no desentonan los temas más recientes.

Escuchar a Eddie Van Halen en acción y en plenitud, después de todos los problemas que ha tenido, no tiene precio. El poderío que demuestra en esta grabación hace olvidar la mediocridad de otras épocas y la larga espera hasta tener algo así en tu equipo. Y que decir de Alex, a mi me sigue impresionando, y lo cierto es que me acordé de él viendo ese peliculón llamado Whiplash, y es que para mí es de los pocos baterías de rock que podría equipararse a esas bestias del jazz, su intensidad y dinamismo son claves en todas esas canciones. Y Roth, a pesar de sus problemas vocales es un lujo que esté de vuelta y que siga teniendo el mismo entusiasmo de siempre. Tipos como él son muy necesarios, y por muchos años que hayan pasado sigue arriesgando, como muestra ese inicio de Panama en el show de Jimmy Kimmel en el que estuvo a punto de lesionarse gravemente haciendo malabarismos con un bastón metálico. Pero para Roth lo principal es el espectáculo, y lo de salir y cumplir el expediente no va con él. A ver si esta segunda época de los Van Halen de verdad se prolonga y que Eddie permita volver a Michael Anthony.


sábado, 7 de marzo de 2015

Bob Dylan - Shadows In The Night


Me llamo Bob Dylan y aquí tenéis mi nuevo álbum, Shadows In The Night. Va de baladas tipo Sinatra, qué se le va a hacer. El tipo de disco que muchos despotricarán antes de haberlo escuchado siquiera. Pero es que uno, a sus años, hace lo que le parece, sin importarle mucho lo que gente que (en buena parte) nunca ha comprado, y posiblemente nunca comprará ni uno solo de mis discos, pueda decir. Que de eso se trata el rock'n'roll, que para eso planté una guitarras eléctricas delante de los morros de los puristas del folk en Newport, por ejemplo. Para mi hacer hoy en día un disco como este, más que un acto de valentía, es un acto de amor por una música que me conmueve, pero también de crueldad para con las mentes estrechas de esos supuestos seguidores del rock'n'roll, que en realidad son totalitarios reprimidos sin nada mejor que hacer que hablar desde la ignorancia y desde la mala baba. Pero que no se preocupen, que para lo próximo que se me ocurra hacer haré una encuesta-sondeo para ver que es lo que la gente quiere oír, esa gente encantadora a los que se le llena la boca diciendo lo mucho que me admiran y lo importante que es mi música (cuando muchos de ellos si acaso han escuchado alguno de mis discos con desgana). Me da igual si es un refrito de mis clásicos (unas canciones que mientras exista este mundo nunca dejarán de sonar), o un disco conceptual de heavy o un disco de duetos con Lady Gaga. Lo que sea por contentar a los infelices que antes de tiempo serán incapaces de disfrutar o de considerar un disco como Shadows In The Night. Son esos tipos que no perdonan mi edad, o mi estatus y que intentan ver reflejados en mi sus carencias, sus fobias y sus complejos. Pero ahora mismo nada mejor que un disco como este para confundir a quienes se creen que ya nada les puede sorprender y a quienes se creen que tienen todo el camino andado. Yo recomendaría escuchar este disco con la luz apagada, relajado, sin prisas. Y es que hay cosas que hay que disfrutarlas desde la humildad y desde la razón, queridos.