lunes, 24 de febrero de 2014

The Robert Cray Band - Strong Persuader (1986)


Ahora que falta poco para que Robert Cray saque otro disco he estado escuchando algunas de sus primeras grabaciones, aunque es algo que nunca haya dejado de hacer, la discografía de Robert es sólida como pocas, llena de discos sacados a un ritmo constante pero sin agobiar, y sin perder la magia que sale de su garganta y la elegancia de su guitarra, y con los pies en el suelo tratando temas como la guerra de Irak o la crisis económica. Una carrera consecuente, con unos discos más inspirados que otros pero sin perder nunca su identidad, que rehuye cargar cada entrega con versiones y que prefiere el material propio. Para el próximo, In My Soul, vuelve a contar con Steve Jordan a la producción, con lo que se adivinan sonoridades algo más opacas y secas que en sus anteriores entregas. 

Para mí Strong Persuader marcó mi punto de contacto con un músico que desde entonces siempre ha estado ahí, facturando discos excelentes y con un directo que es garantía de estar viendo a alguien que no sólo es sinónimo de buen hacer, es que creo que pocos guitarristas o cantantes pueden haber a su altura, y encima en su caso es alguien que tiene esas dos cualidades, lo que le convierte en alguien totalmente excepcional. Durante mucho tiempo los fans de Cray estuvimos muy necesitados de material en vivo, parecía increíble pero hasta la edición de Live From Across The Pond en 2007 nos teníamos que buscar la vida con material pirata, pero desde ese doble cd en directo cayeron un recopilatorio de sus conciertos del 88 y el 91 en la BBC y un estupendo cd/dvd, Cooking In Mobile. Con Robert Cray resulta hasta sorprendente como van pasando los años y no ha perdido nada en el toque y su voz sigue siendo tan majestuosa como siempre, con ese apasionamiento tan negro y jondo. 

Puede que Strong Persuader no sea mi favorito de Robert, pero es que el nivel de su obra es tan homogéneo que realmente resulta difícil elegir un disco por encima de otro. Sigo teniendo la edición vinilo que compré creo que en el 88, época en la que ya me estaban interesando otras apuestas alejadas del rock, y por supuesto que un disco como este caiga en tus manos te ayuda a seguir investigando otros estilos. Como punto negativo de ese vinilo hay que decir que era la típica edición española, bastante chapucera, vinilo ligerito y sonido cutrillo, por lo que pronto cayó la edición cd americana, que tampoco es que sea una maravilla precisamente, pero la música de Strong Persuader es tan buena que puede con la mediocridad de esas ediciones. Este disco no sólo marcó la absoluta madurez de Robert, voló muy alto en el Billboard, le puso en la portada del Rolling Stone y sus videoclips se codeaban en la MTV con cualquiera de las estrellitas de la época. Ahora puede parecer increíble pero entonces se podía ver en la MTV a artistas tan brillantes y elegantes como Robert. Para mí todo eso de la repercusión que tuvo este disco en su momento no es algo que me haga valorarlo más, pero si que es muy significativo, y por eso tampoco es que me sorprenda tanto cuando un disco como Southeastern de Jason Isbell, por ejemplo, se convierta en la sensación de las listas de discos más vendidos actualmente, que están plagadas de los esclavos del Pro Tools, el Auto-tune y vestuario de pésimo gusto. 

El inicio del disco contiene su material más asequible para todos los públicos: Smoking Gun, Right Next Door, Nothing But A Woman o I Guess I Showed Her, temas con ese estilo tan propio de Robert, tan innovador en su momento como difícil de definir, material que parte tanto del blues como del funk y del soul, algo que le ha llevado a ser despreciado por los puristas más recalcitrantes del blues, pero algo que obviamente no ha evitado la realidad, y es que Robert no sólo ha creado escuela, también ha sido venerado por tipos tan grandes como John Lee Hooker, B.B. King, Eric Clapton o Albert King, gente que sin los complejos que si padecen mucho forofo ilustrado de mentalidad estrecha. Para la parte final del disco están los temas más oscuros y más tirando al blues, eso sí, todo con el sello Cray: Foul Play, I Wonder o New Blood. Una maravilla de disco por el que no pasan los años, algo que también pasa con él mismo, y es que mirando sus fotos más recientes para nada parece un tipo con 60 tacos ya cumplidos, y es que eso de ser de lo mejor, tanto a la guitarra como a la voz, debe ser algo que detiene el paso del tiempo.