domingo, 21 de diciembre de 2014

Disco del año: Ángel Stanich - Camino Ácido


Artista que convulsiona profundamente, ya desde la primera vez que te topas con él. Su voz me causa una sensación similar a la que tuve la primera vez que escuché a Dylan, y no es para nada gratuito decir que Ángel Stanich parece una versión actualizada del de Minnesota, eso sí, intoxicada por los efluvios de Albert Pla o Bukowsky. A veces dirías que está borracho, o enfermo, pero su genialidad a lo largo de todo este Camino Ácido no deja dudas de que estamos ante un artista único, alguien de quien esperar grandes cosas en el futuro. Un loco, o un valiente, o un insensato, todavía no tengo muy claro qué es Ángel Stanich, pero me sorprendería mucho que su obra no siguiera la senda, en términos de brillantez, de este magnífico debut, un disco sin complejos y contundente, variado, pero sin perder coherencia a lo largo de 50 minutos sensacionales. En apariencia lo tiene todo, personalidad, actitud, conocimiento, y además consigue lo que muy pocos pueden, y es que apoderándose de todo cuanto le apetece crea una obra tan personal como genial y subversiva, y a las pocas escuchas el mundo personal de este cántabro se convierte en algo que te atrae, con esos lugares oscuros y malsanos, que pueden causar rechazo, pero que gracias a Ángel no puedes resistirte a visitar una y otra vez, porque la oscuridad también forma parte de nuestras vidas y su forma de convertir en canciones la violencia, el dolor y la fatalidad muestra a un intérprete implacable de las miserias humanas. En una época en donde abunda lo insustancial, lo indocumentado, lo estúpido,  es un placer dar con un músico con tantas cosas que decir, con unos dardos tan certeros y con una calidad tan indiscutible. Muy bien ayudado por gente de Arizona Baby en este Camino Ácido (que fue grabado tocando todos juntos) hay ecos permanentes de la cultura musical americana en sus formas más pesadillescas y desoladoras. Canciones como El Cruce, Metralleta Joe o Mezcalito son productos tan personales, tan sorprendentes y tan ricos musicalmente que a uno le quedan ganas de que pase el tiempo rápido para volver a encontrarte con otra entrega de este huraño personaje. Y con la inquietante versión de El Río de Miguel Ríos, incluida como punto final, sabes que el futuro de Stanich puede ser aún más imprevisible que lo que apuntan las composiciones incluidas en este su primer disco.





viernes, 5 de diciembre de 2014

AC/DC - Rock Or Bust


Después de tantos años en que esta banda prácticamente sólo eran noticia por su música nos hemos encontrado con mucho más información sobre ellos que lo era lo más habitual, y además nada demasiado agradable, exceptuando la edición de este Rock Or Bust. 

Triste lo del gran Malcolm, de alguna forma es una manera de bajarte de las nubes y darte cuenta de que tus héroes son también humanos. Si un tipo parecía prácticamente imperturbable e indestructible, ese era Malcolm hasta no hace mucho, a pesar de esa gira en los 80 en la que no pudo acompañar a la banda por sus problemas con la bebida. Su guitarra, sus riffs, sus ideas y su tozudez fueron parte fundamental para dar el pistoletazo de salida y la posterior evolución para la se convirtió en una de las bandas definitivas de rock'n'roll. El lider en la sombra, un tipo humilde, pero con carácter de sobra como para llevar a sus espaldas el peso de una banda tan dura, tan ruidosa y tan demoledora, pero también tan popular y tan legendaria. No debe ser tarea fácil hacer lo que hizo Malcolm, y cualquier otro en su lugar no hubiera aceptado ese anonimato y ese eterno segundo plano a la sombra del explosivo animal de escena que es Angus o unos frontmen como Bon o Brian.

También es triste, por otros motivos, lo de Phil Rudd. Sorprende que a sus años y después de haber sacado un buen disco en solitario y tener un estatus envidiable se vea envuelto en unos asuntos tan turbios y desagradables. Los directos de los años en los que no se contó con su presencia dieron muestra de que aunque se lo parezca a mucho ingenuo, tocar en AC/DC no debe ser tan fácil, sin él no suenan igual. Como dice Brian Johnson, la situación se arreglará por sí misma, y la justicia decidirá si en la próxima gira tendremos a Rudd con la banda.

Por todo esto puede resultar absurdo que AC/DC puedan continuar sin contar con Malcolm, y añadiendo la más que probable ausencia de Phil Rudd, pero, ¿no fue también absurdo que siguieran existiendo después del fallecimiento de Bon Scott? Además, Angus, Brian y Cliff tienen dentro mucho más que la mayor parte del resto de la industria musical, y dudo que cualquier cosa que hagan, por muchos años que tengan, vaya a ser mediocre. Yo desde luego que no podría sentir más respeto por estos tipos.

Pasando a lo positivo de la actualidad AC/DC tenemos a Stevie Young, que ya en la gira en la que tuvo que sustituir a su tío Malcolm dio muestras de que el puesto no le venía grande. El mismo Malcolm hablaba de que su sobrino era casi su alma gemela y lo cierto es que no hay mucha diferencia entre oír las dos guitarras rítmicas al mismo tiempo en Rock Or Bust o en cualquiera de sus otros discos. Habrá que esperar a la gira para ver que tal les va todo, pero no creo el sonido de la banda se resienta.

Las primeras escuchas de Rock Or Bust me supusieron una decepción, pero el disco ha ido creciendo cada vez, y ahora lo situaría a un nivel cercano a Black Ice o Stiff Upper Lip, dos discos que me gustaron mucho. Rock Or Bust quizás sea el disco más escueto en duración, y también con más canciones que van directo al grano desde el primer momento. Aquí no hay desarrollos como la primera parte de Thunderstruck o "experimentos" que desagradaron a algunos de los fans más cerriles, como la slide de Stormy May Day. Todo el material de Rock Or Bust es como una patada rockanrollera en la cara. A diferencia de otros de sus discos se puede decir que es muy difícil destacar temas por encima de otros, aunque a mí Rock The Blues Away me tiene rendido. La producción es maravillosa, el disco suena como un cañón, y aunque Rock Or Bust no vaya a marcar un antes y un después, si que supone una enorme alegría para sus seguidores, y es que tener a Angus y sus guitarrazos ya merece la pena, pero además tenemos a un Brian Johnson en muy buena forma, y una sección rítmica tan rotunda como siempre. No esperaba mucho de este disco, pero tal vez que sea una grabación que no sorprenda mucho tal vez sea lo más sorprendente de todo, y es que esta banda, incluso haciéndose jirones, mantiene la capacidad para satisfacer plenamente a sus seguidores y seguir rockeando como pocos pueden.




jueves, 30 de octubre de 2014

Jason Isbell & The 400 Unit - Live From Lincoln Center



Inminentemente me largo a tierras leonesas para trabajar, estaré un poco más ausente aún que de costumbre, pero para el que quiera aquí dejo un regalito. Un conciertazo de Jason Isbell & The 400 Unit en el Lincoln Center neoyorkino. Un poco terminado a contrarreloj, no está perfecto, pero si algún manitas quiere intentarlo el concierto se encuentra fácil en el sitio de PBS, hay que buscarlo en Live From Lincoln Center. He integrado en el concierto todas las canciones extras, no se por qué pero a partir de Outfit el sonido está un poquito desincronizado, con más tiempo lo hubiera arreglado, y tal vez lo haga más adelante, pero es fácil de solucionar con el VLC.

http://thepiratebay.se/torrent/11332511

Jason Isbell & The 400 Unit
Live From Lincoln Center
January 30 2014

Flying Over Water
Tour Of Duty
Go It Alone
Decoration Day
Stockholm
Relatively Easy
Live Oak
Different Days
Alabama Pines
Codeine
Cover Me Up
Travelling Alone
Elephant
Heart On A String
Outfit
Super 8
Can You Hear Me Knocking

Extras:
Making to the next week
Hiding Behing The Curtain
My Main Guitar

jueves, 16 de octubre de 2014

Ruthie Foster - Promise Of A Brand New Day


Vuelta al redil de Ruthie Foster al tipo de música con la que se dio a conocer, afortunadamente. Es posible que tanto reconocimiento por un disco como The Truth According To Ruthie Foster o por su maravilloso directo Live At Antone's se haya traducido en presión por parte de su discográfica para aprovechar el momento e intentar sacar partido con el sobre-producido y un tanto impersonal Let It Burn. Por eso no es raro que Ruthie haya retornado a donde sin duda se siente más confortable, en un entorno como en el que se arropa en Promise Of A Brand New Day. Let It Burn es un buen disco, y la versión del Set Fire To The Rain de Adele, aparte de sorprendente y majestuosa, supera a la original en todo. Pero Ruthie es una artista con una personalidad tan fuerte y una calidad tan inmensa en todo lo que hace que no necesita discos fuera de su onda. Aunque en este caso Meshell Ndegeocello se encargue de la producción (también aporta el bajo), Promise Of A Brand New Day hace volver a Ruthie a las sonoridades de The Truth According To y los discos anteriores.

Artista inclasificable. Gospel, blues, soul o lo que sea, todo lo que sale de su prodigiosa voz y sus emotivas canciones es material inspirador, que llega al alma y es capaz de alegrar el día más triste. Con Ruthie Foster te olvidas de tendencias o de estrategias comerciales. Esto es música de verdad, de una artista capaz de conmover y mover montañas con sus composiciones y sus interpretaciones. Se pueden adivinar fuertes convicciones a través de su música. Una de las canciones, Second Coming, habla sobre Martin Luther King y John Brown, y aunque no sea una composición de Ruthie, es del bluesman Willie King, no creo que mucha más gente pueda darle tanta credibilidad a la letra de la canción. Con instrumentación reducida y canciones sencillas, pero con identidad propia, Ruthie Foster vuelve a hacer un disco en el que es fiel a sí misma, tan natural y falta de pretensiones como en sus orígenes, con un entusiasmo desbordante y demostrando canción a canción lo que es ser músico de verdad, de los que tienen compromiso sólo con su arte y cuya personalidad impregna todo lo que hacen.






jueves, 2 de octubre de 2014

Ryan Adams (2014)


Mucho tiempo lleva este hombre de greñas despreocupadas (y orgulloso portador de camisetas de Slayer últimamente) alegrando con su música a sus seguidores, ya sea con Whiskeytown o su carrera en solitario, pero ahí le tenemos de nuevo, al pie del cañón y haciendo las cosas a su manera, por muy mal que a muchos les parezca. No se le suele nombrar junto a otros célebres estandartes de la música norteamericana de los últimos veinte años, tampoco su trayectoria es que muy respetada por ciertos sectores, que anteponen sus salidas de tono a la calidad de su obra, pero esta se basta por sí sola para cerrar muchas bocas. Psicológicamente inestable, pero con una capacidad de crear música personal como pocas veces se ve. Discos como Heartbreaker o Gold no están al alcance de cualquiera. Hasta alguien como Elton John reconoció la influencia de la sublime sencillez que impregnaban las canciones de un disco como Heartbreaker. Pero Ryan no se paró ahí, y con discos sucesivos demostró una capacidad para reinventarse constantemente. Lo que para muchos podrían ser bandazos estilísticos para mi es inconformismo, querer probarse a sí mismo, y es cierto que Ryan Adams puede hacer discos que para muchos serán esperpénticos, como ese metalero Orion o el también reciente 1984 (un disco pseudo-punk con Ryan a cargo de todos los instrumentos y con canciones de apenas un minuto), pero yo lo veo como una absoluta falta de complejos y no querer regodearse con lo ya conseguido. No estaría mal tener más artistas honestos y valientes como Ryan en estos tiempos, comprometidos con su música, sin artificios, y sin miedo a pegar un patinazo de vez en cuando, pero capaces de tener una carrera sólida, en lo que prime sea la música, no la pose o el mercantilismo.

En este disco llamado simplemente Ryan Adams nos encontramos ante música que guarda algún punto en común con algo como Cardinology o Cold Roses, aunque es un paso adelante más en la carrera de este músico. No es un disco sencillo de asimilar, especialmente viniendo después de III/IV o Ashes And Fire, unos trabajos tremendos y lustrosos en los que Ryan dejaba ver que no había perdido capacidad, y que es capaz de pasar de sobrevolar entre todos los estilos que le apetezcan sin perder su identidad. Pero con este último si que estamos ante un disco que entra poco a poco y que tiene más de lo que aparenta después de unas primeras escuchas. Rodeado de colaboradores tan interesantes como Benmont Tench, Tal Wilkenfeld o incluso Johnny Depp, las canciones de este álbum encierran una profundidad muy poco común en músicos de su generación. En mi caso creo que me ha ayudado ver a Ryan en vídeos interpretando estas canciones y hablando sobre ellas. También es un disco al que la noche le ayuda. Esa introspección con guitarras ruidosas me recuerda a alguien como Jason Isbell (Gimme Something Good tiene puntos en común con Go It Alone), al que Ryan pidió que le acompañara en una gira no hace mucho e incluso ayudó a Jason cuando logró dejar atrás su adicción al alcohol, aunque en este caso se puede decir que la influencia es recíproca. Realmente no hay canciones que destaquen ni por encima ni por debajo de las otras, lo que hace a Ryan Adams, el disco, un trabajo bastante homogéneo, también por el tono emocional, algo que Ryan domina como pocos, y estilísticamente, aunque haya canciones más desnudas que otras en instrumentación. Música profunda, que brilla en la oscuridad, que emociona más a cada escucha y te deja con ganas de más, y de preguntarte, ¿con qué vendrá Ryan la próxima vez?

En el estupendo vídeo de abajo podemos ver a Ryan Adams tocando canciones de su álbum homonimo, de 1984 y hablando de black metal, entre otras cosas. Imprescindible.

jueves, 18 de septiembre de 2014

John Mellencamp - Performs Trouble No More, Live At Town Hall July 31 2003


Una lástima que el período más glorioso de Mellencamp, el comprendido entre Uh-Huh y Human Wheels, no aportara algún álbum en directo, de hecho junto a este Live At Town Hall lo único disponible de él es la recreación en vivo de parte de su Life, Death, Love And Freedom de hace unos años. Mellencamp siempre ha sido alguien capaz de ofrecer directos portentosos, como así lo atestiguan múltiples grabaciones televisivas o de la radio, y ha tenido unos músicos extraordinarios respaldándole, pero es bastante incomprensible que de esa etapa no haya nada editado, con Mellencamp sacando discos enormes uno detrás de otro, con una banda que arrasaba y con la bestia de Kenny Aronoff a la batería.

Pero no se puede uno quejar de un directo como este, a pesar de que la diversión esté limitada, una vez más, por el lumbreras que en su día decidió limitar el contenido de un cd a 80 minutos. Es una lástima, pero con el negocio discográfico de capa caída sacar dobles cd's es muy costoso, lo que hace que en casos como este se reduzca el material y te quedes con las ganas. Más aún cuando lo que contiene tiene un nivel fenomenal en su mayor parte y suene a gloria.

Este concierto se basa en el disco que Mellencamp sacó en ese año 2003, Trouble No More, una gran colección de versiones de clásicos de la música norteamericana de todos los tiempos y estilos posibles. El comienzo del concierto, con el blues por bandera e instrumentación reducida, con Mellencamp llevando a su terreno Stones In My Passway de Robert Johnson y Death Letter de Son House demuestra como puede plasmar su personalidad en otros terrenos sin que suene forzado, aunque lo extraño sería que un músico que se mueve como pez en el agua en música tan intensa como la que contiene algo como The Lonesome Jubilee, por poner un ejemplo, no fuera capaz de salir airoso de un encuentro con el blues más clásico y profundo.

To Washington supone un cambio, al tradicionalismo más americano, aunque encaja perfectamente con el inicio, como también lo hace el Highway 61 Revisited de Dylan, con la banda sonando contundente y desatada. Todo continua muy tradicional, con canciones de tiempos muy remotos como Baltimore Oriole, Joliet Bound o Diamond Joe, de las que Mellencamp se apodera y las hace sonar como material propio. Una de las partes más intensas de Mellencamp a la voz se da con John The Revelator, impresionante. Tampoco está nada mal su recreación de  la preciosa Lafayette de Lucinda Williams, gran versión y además, recordar a Lucinda y su música siempre es algo que te alegra el día. Pero me pasa como con el disco de estudio Trouble No More, mi canción preferida es la encantadora Teardrops Will Fall, que suena vital y con nervio, perfecta para un artista como John.

También se incluyen unas pocas canciones de la cosecha propia de John Mellencamp, caso de Paper In Fire, Small Town o Pink Houses, pero en versiones más acordes al tono general de parte del disco, por lo que no me queda más remedio que echar en falta una vez más un buen disco en directo de la etapa más arrolladora de este gran artista.


miércoles, 20 de agosto de 2014

Tom Petty & The Heartbreakers - Hypnotic Eye



Decir que Tom Petty & The Heartbreakers han sacado, una vez más, un disco excelente puede parecer una obviedad, pero bienvenida sea esa "monotonía", y es que cuando empiezan a sonar las primeras notas de American Dream Plan B términos como obvio, aburrido o rutinario dejan de existir momentáneamente. Cada vez que Tom Petty, Mike Campbell, Benmont Tech y los demás se reunen el rock'n'roll vuelve a tener todo el sentido del mundo. Clase, vitalidad o emoción son constantes en su música. Desde que entró en mi vida Echo, el primer disco de ellos que tuve el privilegio de elegir para añadir a los sonidos que me mantienen en marcha, nunca me ha decepcionado nada de lo que han ido entregando, todo lo contrario. Aunque me guste mucho su primera etapa al principio había mucha más irregularidad, especialmente en álbumes como Let Me Up o Hard Promises. Sin embargo, desde Wildflower todo lo que han sacado tiene un gran nivel. Se puede decir que, seguramente de todos los artistas de su generación y onda, Tom Petty & The Heartbreakers son los que actualmente llevan una carrera más coherente y brillante. Sin agobiar con una sobreexposición constante pero sin hacer que quienes les seguimos nos sintamos abandonados. A pesar de los años siguen sonando afilados, con cosas que decir, relevantes. Viendo filmaciones de sus conciertos se palpa que se gustan, se lo pasan bien haciendo lo que hacen, son capaces de hacer sonar clásicos de su carrera tan bien y tan frescos como si fueran creaciones recientes. Y en Hypnotic Eye hay una buena colección de canciones que sonarán a gloria bendita en su actual gira, para muestra el enlace de Youtube que he puesto abajo, con su reciente actuación en el programa de Jimmy Kimmel.

Las canciones de Hypnotic Eye se han grabado en un período de varios años, con tranquilidad, motivo por el cual el disco carece de temas que destaquen sobre los demás. No hay nada que sobre. El nivel compositivo de Petty sigue a un gran nivel, tanto a nivel de letras que muestran inconformismo por todas partes y musicalmente siendo capaz de aunar diferentes influencias en la mayoría de los temas sin que nada suene antinatural. Y si además cuenta con el apoyo de Campbell y demás no es de extrañar que puedan seguir sacando material tan punzante e inspirado. Rock americano, que pone el dedo en la llaga, mirando al presente, pero sin caer en el derrotismo. Un disco para degustar en el que los Heartbreakers explotan toda su capacidad e influencias para hacer un disco rotundo, lleno de canciones que aúnan ferocidad y armonía en temas como American Dream Plan B o Red River. El blues sirve como base para un tema como Power Drunk, aunque como con todo lo demás, la banda se encarga de llevarlo a su terreno. Forgotten Man va por caminos ya conocidos por los adeptos a Petty, pero es un tema que va ganando identidad a cada escucha. Sins Of My Youth es el tema más melancólico, de sonoridades más relajadas y delicadas, otro tema que crece más y más. U Get Me High suena rotundo, con guitarras incisivas, tanto en las rítmicas como las solistas, un tema que será una delicia en directo, seguro. Ecos de John Lee Hooker dan forma a Burn Out Town, una fiesta a la que no faltan armónica y piano, que hacen del tema una buena forma de encauzar el final del disco, que llega con Shadow People, otra canción con sonoridades negras y profundas pero con la identidad de los Heartbreakers y un estupendo trabajo de guitarras, con solos a gran altura de Mike Campbell. 

Esta gente ha vuelto a hacer un gran disco, en directo son una máquina de rock'n'roll, sin complejos y engrasada como pocas, con músicos que están muy lejos de ser simples comparsas de Petty, que buscan el sonido conjunto, lo que se nota en la mayoría de sus discos. Una banda legendaria por la que pasan los años, ley de vida, pero dejando buen sabor de boca en sus entregas discográficas, y en todas sus giras, algo que parece cada vez más claro que no seremos capaces de tener a mano por España, aunque soñar es gratis.


jueves, 31 de julio de 2014

John Hiatt - Terms Of My Surrender


John Hiatt, cantautor norteamericano que lleva desde los setenta entregando música muy regularmente. Un tipo normal. Sobre el papel no parece que nada demasiado emocionante pueda salir de alguien como él. No lleva tatuajes ni ropa estrafalaria, sin locas historias a sus espaldas ni escándalos. Pero todo cambia cuando empieza a sonar cualquiera de sus obras a partir de Bring The Family. Para mi ese disco, junto a otros como Slow Turning o Stolen Moments, son inalcanzables, también para él, pero en todas sus entregas hay talento, emoción, honestidad, grandes canciones y una voz apasionada, perfecta para su habitual entrega de canciones, que nunca se suenan rutinarias. Muchos artistas mucho más famosos darían lo que fuera por mantener un nivel como el que tiene Hiatt desde hace tantos años. Puede ser que tener los pies en el suelo sea su secreto. Cualquier día de mierda es más llevadero con su música y cada una de sus canciones tiene un sentido y una identidad. Alguien que es capaz de enriquecer el repertorio de artistas tan deslumbrantes como Bonnie Raitt, Jeff Healey o Buddy Guy y que con los mismos acordes de siempre consigue hacer algo nuevo, capaz de llegarte al alma la mayoría de las veces. 

Terms Of My Surrender quizás sea su disco más completo desde el acústico Crossing Muddy Waters, curiosamente otro disco muy influenciado por el blues, un género del que se apropia Hiatt para reconvertirlo en material tan reconocible como lo pueda ser Have A Little Faith o Perfectly Good Guitar. El espíritu de Muddy Waters y otros están por muchas partes de toda esta colección de canciones. Siempre ha sido un admirador del blues y para él Waters es uno de sus más venerados artistas, no en vano participó en un tributo a Waters de los 90's tocando The Same Thing.

Long Time Comin' es el Hiatt de siempre, con esa calidez y esa sencillez que tanto se empeña en hacer canción, y siempre termina acertando. Con Face Of God empieza el blues, profundo y básico, forzando su voz en un tema que podría haber sido creado en tiempos inmemoriales. Marlene es otro blues, a ritmo de tren, sin prisas, pero de los que acaban ofreciéndote un buen viaje. Hay épica en Wind Don't Have To Hurry y mucha emotividad en Nobody Knew His Name, mientras que en Baby's Gonna Kick el blues y el Hiatt más clásico se funden como si tal cosa. Nothin' I Love es otro blues, áspero en su inicio, pero que termina hipnotizando, como si el mismísimo John Lee Hooker tuviera algo que ver. Terms Of My Surrender, a medio camino entre la balada y el blues es una de las canciones más bonitas del disco. Here To Stay, puede que el tema menos brillante, otro blues muy clásico con buenas voces e instrumentación arropando a John.  Old People, con las letras más divertidas del disco, sigue con el blues por bandera, algo que también impregna el inicio del tema que cierra el álbum, Come Back Home, aunque luego amplíe su radio de acción. En definitiva, un disco de John Hiatt maravilloso, una vez más. Alguien que sabe darle ese toque tan humano a su música, que es capaz de juntar diferentes emociones en sus canciones, a las que da forma como sólo saben hacer los buenos artesanos de la composición, que es lo más difícil y lo que menos se valora de la música.





jueves, 17 de julio de 2014

Johnny Winter DEP


Hasta siempre a uno de los bluesmen y guitarristas más impresionantes que hayan vivido. Alguien que rompió moldes con su estilo y que se ganó el respeto y la admiración de puristas y aficionados de todo tipo de música. Alguien capaz de tocar con vértigo y solera al mismo tiempo y que se codeó con leyendas como Muddy Waters, al que produjo su última y extraordinaria etapa discográfica. Yo seguro que me seguiré asombrando de lo que este hombre era capaz de hacer con una guitarra.

martes, 8 de julio de 2014

Jack White - Lazaretto


Siempre que se acaba la actividad de un grupo como The White Stripes es algo a lamentar, pero a pesar de que se echa mucho de menos la batería de Meg algunas veces no hay mal que por bien no venga. The White Stripes se acabaron. Siempre quedarán sus discos para volver a zambullirse en esa música tan personal y tan especial. Pero el mundo sigue y la carrera en solitario de Jack White, con Blunderbuss y este Lazaretto ha empezado de forma inmejorable, aunque siempre habrá quien prefiera al Jack White de sus inicios con The White Stripes. No tengo una opinión sobre la preponderancia del azul en el grafismo de estos dos discos, dejando atrás el rojo y blanco que dominaba la imagen de The White Stripes, no tengo mucho interés en intentar saber que puede significar, pero de lo que no tengo ninguna duda es del momento tan dulce que está viviendo Jack artísticamente.

Además de lo que hizo junto con Meg también tenemos sus trabajos con The Raconteurs y The Dead Weather para darse cuenta de la amplitud de miras y la capacidad de un músico de su calibre. Puede ser un tipo con unos cuantos cables demasiados cruzados, y por ejemplo, su polémica con The Black Keys es bastante ridícula, pero musicalmente no tiene rival en la actualidad. Por concepto, por composición, por sonido, por calidad en todos los aspectos, esta es la era de Jack White. 

Lo que contiene Lazaretto no puede ser más personal y más Jack White. Desde el primer tema, ese estupendo Three Women, este soberbio músico se aprovecha de su excéntrica personalidad, que la pone a favor de su obra para lograr un collage de música arriesgada, valiente, que bordea el exceso constantemente, con ocurrencias y desvaríos con los que él consigue confirmar eso de que los genios están locos. Está como una cabra, pero saca provecho de sus desórdenes mentales para hacer música poderosa, histérica por momentos, sexy, marciana, moderna a partir de elementos arcanos en ocasiones. Música que no da respiro y un disco que pasa como una exhalación, que huye de convencionalismos, con canciones como Lazaretto o That Black Bat Licorice, con la voz de White rodeada de guitarrazos nerviosos y punzantes que se funden con teclados de ciencia ficción y estribillos neuróticos. En otras ocasiones saca a relucir su clasicismo y sus influencias, con temas más sobrios, caso de Temporary Ground o Alone In My Home, que encajan de maravilla y forman un todo exhuberante junto al resto de sonidos y melodías, formando un cambalache musical tan perfecto y cortante como es Lazaretto.


lunes, 16 de junio de 2014

The Black Keys - Turn Blue


Un camino considerable llevan ya a sus espaldas Dan Auerbach y Patrick Carney con The Black Keys y siguen facturando discos tan estupendos como este Turn Blue, de nuevo con la producción del polémico Danger Mouse. Pero esta colaboración no es que sea algo que se haya mantenido como un secreto para quienes seguimos a The Black Keys, y por lo tanto las quejas por parte de los fieles a sus inicios pueden estar un poco fuera de lugar, algo producido por el británico no se va a parecer mucho a Rubber Factory. Muy, pero que muy lejos queda ya el salvajismo de sus primeras grabaciones pero no se podrá decir que musicalmente sus últimas entregas supongan una bajada de pantalones, por mucho que comercialmente sean discos que funcionen. El espíritu que recorre las canciones de Turn Blue no está tan alejado de Thickfreakness o Chulahoma, es más, se podría decir que lo que están haciendo ahora es una vuelta de tuerca más en su afán por configurar a su antojo parte de la música negra americana, acercándola más a otros parámetros impregnados de psicodelia y misticidad. Si antes sus influencias se basaban en algo que partía del blues más áspero ahora con algunas de estas canciones nos encontramos a The Black Keys zambulliéndose en el soul más emotivo. El inicio del disco con Weight Of Love, In Time y Turn Blue sienta las bases. Música tremendamente evocadora, muy negra y nocturna, pero sin dejar atrás su sello personal por muchos efectos que puedan usar actualmente. Uno no puede evitar sentirse atrapado por la guitarra y la excelente voz de Auerbach y los ritmos de Carney durante el tiempo que dura el disco, en el que se mezcla la melancolía con sonidos cósmicos, que parte del clasicismo para convertirlo en algo etéreo e irresistible. Todo el disco tiene el mismo tono, algo sombrío en líneas generales, hasta llegar al último tema, Gotta Get Away, muy fiestero y optimista pero que encaja a la perfección para poner punto final a un trabajo que crece a cada escucha.

A partir de Attack & Release The Black Keys comenzaron a cambiar su música y a acompañarse de otros músicos, y con lo que han ido entregando desde entonces llegamos a una profundidad y a una sensibilidad insospechada en los rudos primeros tiempos. El Camino o Turn Blue no son sólo ejemplos de como hacer música apta para todos los públicos, también que se puede hacer música atractiva comercialmente sin sacrificar el fondo y la calidad. Y no hay que olvidarse, para nada, de un disco como Blakroc, su excepcional álbum en el que se mezclaron con artistas del hip-hop para hacer algo arriesgado y demoledor a partes iguales. No se si Turn Blue tendrá el impacto comercial de El Camino, da igual, no tengo ningún problema con que artistas que me gusten puedan sonar por todas partes. Si acaso el problema es para quienes no pueden dejar de ver un rato la televisión. Yo prefiero dedicarme a las aventuras musicales de The Black Keys.



viernes, 6 de junio de 2014

Wake In Fright (1971) - A veces el cielo y el infierno se parecen



Aunque el título original no quiere decir lo mismo que el título que se le dió a este gran film en España, Despertar En El Infierno, creo que pocas veces una traducción libre ha podido ser más acertada que en este caso, porque las aventuras vacacionales del protagonista que en teoría le tenían que llevar a Sídney para reunirse con su novia, y que le llevan a hacer un alto en el camino en un pueblo en apariencia poca cosa, pero una vez allí se siente arrastrado por una tremenda vorágine de infernal garrulería australiana de la cual a duras penas se puede escapar físicamente, mentalmente es imposible. Aunque el argumento no tenga mucho que ver si que el clima de esta película tiene puntos en común con Deliverance. Aquí no hay paletos desdentados deseosos de sodomizar a pijos urbanitas de vacaciones ni una lucha contra los elementos, pero detrás de un paletismo de lo más campechano en Bundanyabba se esconde un portal de entrada a un desasosegante descenso a un infierno donde reinan el alcoholismo, la brutalidad y la misoginia, que engulle a todo aquel que se atreve a adentrarse, de tal forma que al protagonista no sólo se le hace difícil huir de todo eso, es arrastrado a un comportamiento y a un estilo de vida que es el contrapunto a su vida "normal" de aburrido profesor de un minúsculo poblado australiano del que también le resulta imposible escapar. El existencialismo, lo absurdo de la condición humana, la soledad o la desesperación pocas veces habrá tenido en el cine un tratamiento como en Wake In Fright, una película dura, intensa, maravillosamente horrible.


Parece surrealista que fuera dirigida por Ted Kotcheff, responsable de entre otras cosas algo como Rambo, pero que en Wake In Fright domina con vigor y sin ningún tipo de escrúpulos los tiempos y toda esa opresión, permitiendo al espectador asistir de cerca a momentos brutales y a un carnaval de personajes tan estrambóticos como humanos en realidad, demasiado, tal vez. El protagonista está interpretado por Gary Bond, un personaje que le tuvo que marcar, como Martin Sheen con Apocalypse Now, pero Wake In Fright no sería lo mismo sin Donald Pleasence, excelente en todo momento y en su salsa. Película no apta para todos los estómagos, como tampoco puede ser beberse una cerveza de un trago, una detrás de otra, pero si los encantadores habitantes de Bundanyabba pueden hacerlo también un cinéfilo que se precie debe probar experiencias como Wake In Fright. Y mucho más infernal y brutal que todo lo que se muestra en esta película puede ser la actualidad o la programación televisiva, repleta de politicastros y secesiones que colman de placer a la mayoría de los habitantes de este lado del infierno.






viernes, 16 de mayo de 2014

Bobby Rush & Blinddog Smokin' - Decisions


De los bluesmen más veteranos Bobby Rush es uno de los que actualmente tienen una carrera discográfica más interesante. Algo bueno de él es que nunca sabes por donde va a salir. Te puedes encontrar con Folkfunk, tremendo disco de blues tan grasiento como adictivo, o Raw, unas sesiones austeras, acústicas y muy jondas, o Blind Snake, más a lo R&B. Además, sus espectáculos en vivo son de lo mejor que se puede ver, con una banda sensacional y unas coristas que animan lo suyo y ayudan al gran Bobby a dar unos shows totalmente desacomplejados que aúnan música, humor y sexualidad, para muestra el dvd que acompaña su estupendo disco en directo Live At Ground Zero. Si a todo eso le unimos una voz muy expresiva, perfecta para todo lo que puede abarcar musicalmente Bobby, que no es poco, y un toque de armónica tan único y especial como él mismo, se puede llegar a la conclusión de que este gran músico de Louisiana, con todos los años que tiene, es todavía un portento, alguien que ha nacido con talento de sobra para hacer unos discos tremendos y un sentido del espectáculo como pocos.

Por eso sorprende aún más un disco como Decisions, disco en el que se acompaña de todo un Dr. John y donde brilla Bobby junto a Blinddog Smokin', exuberante banda que se pone al servicio de la estrella para acompañarle en un recorrido que explota y lleva hasta el límite mucho de lo que este gran artista es capaz de abarcar.

Abre el disco las teclas de Mac Rebennack, que canta junto a Bobby en Another Murder In New Orleans, algo que por sí solo ya vale por muchos discos enteros, un tema muy, pero que muy negro. Más blues con la armónica de Bobby y su profunda voz brillando en Decisions. A la tercera canción cambio de tercio, con Bobby Rush's Bus, fiesta funk de lujo con coros femeninos predominantes y duelos de armónica y saxo, un tema con muchos invitados pasándoselo en grande junto a Bobby. Más funk con guitarras y metales por todo lo alto en If That's The Way You Like It I Like It, y de factura similar es Funky Old Man, donde Bobby habla sin tapujos de lo que es tener su edad. Love Of A Woman es volver al viejo blues, con Bobby luciéndose con la armónica de nuevo. La sorpresa del disco, absolutamente, es Stand Back, un tema que parece sacado de cualquier disco de Santana y que Bobby y la banda acometen con una gracia y una naturalidad sorprendentes, y sin que desentone para nada con el resto del material, ¿quién más en el blues aparte de Bobby podría hacer algo así, como si tal cosa? Sigue el blues con Skinny Little Woman, y otra sorpresa, Bobby rapeando y guitarras sucias  de fondo en Dr. Rush. Se deja para el final algo tan blues y tan funky al mismo tiempo como Too Much Weekend, aunque aparece al final del disco un tema no listado, funk con guitarras acústicas que pone colofón a un trabajo brillante, tan divertido como bien trabajado a todos los niveles, algo que no está al alcance de cualquiera. Para quien quiera un antidepresivo, nada mejor que ver a Bobby en acción junto a sus chicas.





sábado, 10 de mayo de 2014

James Gandofini - Sobran las palabras


Cuando te encuentras  con la noticia del fallecimiento de alguien a quien admiras siempre es algo difícil de aceptar, más en el caso de alguien todavía joven y que podía haber hecho más, como pasa con James Gandolfini. Viendo su trabajo en Sobran Las Palabras, una de las últimas películas que rodó este gran hombre poco antes de irse mucho más pronto de lo que le tocaba, es cuando realmente me doy cuenta de lo que significa la pérdida de un artista de su calibre. Esa película no pasará a la historia como algo más que como una agradable y elegante comedia romántica, con una atípica pareja protagonista que domina el film de cabo a rabo, que físicamente pueden tener poco en común con lo que se estila en el cine comercial, pero que con su química y su buen hacer consiguen que Sobran Las Palabras te llegue mucho más que cualquier cosa facturada en honor a los leotardos ajustados usados por gente que se supone que son superhéroes.

Gandolfini y la encantadora Julia Louis-Dreyfus brillan maravillosamente en todo el metraje y consiguen que unos personajes tan desencantados de todo tengan más vida que todo un ejército de hobbits, elfos o jedis. Hay que ser muy grande para coger un personaje tan sencillo en apariencia y lograr una actuación tan memorable y cautivadora como la de Gandolfini, al que no le hacía falta mucho para mostrar un talento innato y una intensidad de un nivel estratosférico, que sabía mostrar dureza cuando hacía falta, pero también sensibilidad y cercanía. También viendo la película se puede dar uno cuenta de que el peso de la vida ya le estaba haciendo mella al tremendo actor, con una voz muy cascada en comparación a pocos años atrás, pero eso no influye a la calidad de su trabajo. 

Lo cierto es que Gandolfini desde Los Soprano estaba muy encasillado, y eso era un añadido en un mundo como en el del cine y las series, donde un físico como el suyo limita muchísimo a la hora de conseguir papeles en los que podría haber ofrecido mucho más de lo que la mayoría es capaz, algo que ha pasado y seguirá pasando a tantos otros grandes. Pero lo cierto es que el cine actual difícilmente está a la altura de él o de Phillip Seymour Hoffman. Al menos Hoffman ya era reconocido desde hacía mucho tiempo como uno de los tipos con más talento de su generación, un reconocimiento que Gandolfini, a pesar de ser tremendamente admirado por Los Soprano, no pudo alcanzar tanto como merecía, y muchas de sus películas y los personajes que interpretó se quedan cortas para alguien de su capacidad.

Pero da igual, siempre tendremos a Tony Soprano, a ese Big Dave Webster de la mano de los Coen en El Hombre Que Nunca Estuvo allí, a ese sicario homosexual de The Mexican, al sórdido Eddie de Asesinato En 8 mm., a ese matón que torturaba a Patricia Arquette en Amor A Quemarropa o a este personaje, uno de los últimos con los que deja huérfana a la gran pantalla pero con el que podemos disfrutar de nuevo de alguien único. La verdad, sobran los motivos para considerar a James Gandolfini como a uno de los más grandes.




viernes, 9 de mayo de 2014

Neil Young - A Letter Home

Me dispuse a escuchar este disco sin tener ni idea de que iba, y eso sí, sorprenderme me ha sorprendido, no lo voy a negar, pero tampoco creo que vaya a volver a escucharlo muchas más veces. Este es quizás su disco que ocupará el peor puesto entre mis menos favoritos de Neil. Sinceramente, prefiero Trans o incluso Arc antes que A Letter Home. Me parece genial que Neil le tenga tanto cariño a temas tan históricos y maravillosos como Since I Met You Baby, Crazy o On The Road Again, también otros más cercanos en el tiempo como My Hometown de Springsteen. No se podrá decir que no sea hasta entrañable lo que contiene A Letter Home, pero de la misma forma que a él le tocan tanto las narices los audios comprimidos, los cd's y todo lo demás también somos muchos los que preferimos escuchar música grabada de la mejor manera posible, y no con un micrófono del paleolítico y una grabadora cutre. Ya aquel disco de Mellencamp, No Better Than This, me tocó las narices por ese sonido tipo lo-fi, buena manera de casi desperdiciar tal inspiración en una grabación con un sonido que ya no se llevaba muchas décadas atrás, pero es que Neil ha ido más allá y el sonido es sencillamente malo. Espero que esto no se convierta en una epidemia y a otros no se les ocurra lanzar artefactos similares, que podrían tener sentido como un bonus de otros trabajos o para que se lo regalen a la pareja. Después de haber leído biografías de músicos anteriores a Neil Young o John Mellencamp si hay algo que tengo claro es que la mayoría disfrutaban de los avances tecnológicos que hacían que su música sonara mejor. Seguro que el pirado de Jack White tendrá que estar orgullosísimo también de su labor como "productor". Tampoco me extraña que hubiera tanta confusión hace unos meses con este disco, que si sí, que si no. Yo también me lo hubiera pensado mucho antes de sacar algo así. 



viernes, 2 de mayo de 2014

Jim Lauderdale por partida doble: Black Roses & Blue Moon Junction

Dos diferentes discos de uno de los compositores más prolíficos de la actualidad, aunque cuente con la ayuda en las letras de Robert Hunter, y que lo haga notar ya desde la portada indica cuánto debe apreciar Jim la labor de su colaborador.

El primero, Black Roses, cuenta con los hermanos Dickinson, Spooner Oldman, David Hood, Ian McClagan o Shannon McNally como acompañantes de lujo a la música de Jim. Sonidos más negros y pantanosos en temas como Throw My Bucket Down, No Later Than Soon o When Jones Came Home, se nota que esté grabado casi por entero en los estudios Zebra Ranch de los Dickinson y la producción de Luther, del que además sus guitarras sobrevuelan por todo el disco, algunas veces con bastante distorsión pero siempre con su maestría habitual, una muestra de dejar su sello desde un segundo plano. Black Roses es variado pero homogéneo, Ride On es una maravillosa balada con metales, una delicia donde Lauderdale emociona con una voz a la altura del tema, y 13 Clocks recuerda a la faceta más soul de Van Morrison. Tossing Peebles At The Sky es otra de mis favoritas y Ebenezer instrumentalmente tiene una onda más a lo Hill Country Blues,  y Black Roses es otra balada, casi una nana, que finaliza el disco dejando muy buen sabor de boca y esperando que Jim repita en un futuro más discos en esta onda.


Blue Moon Junction por otra parte es Lauderdale en solitario y en acústico, desgranando un intimista y sólido repertorio de canciones para las que él y Robert Hunter no encontraron cabida en trabajos anteriores. Bienvenidas sean, pues este es otro disco en el que nos podemos deleitar de unas composiciones tan sencillas como sentidas, donde la excelente voz de Jim Lauderdale y su guitarra se bastan para emocionar en unos temas en los que hay cabida para todo, desde el dramatismo de Morgan Montague hasta su lado más romántico como Land Of My Dreams, o esa maravilla cantada a capella llamada Shadowfall. Let Me Be encajaría en algún disco de otro de los mayores compositores de la música americana, John Hiatt, con el que comparte ese talento de hacer a partir de la sencillez canciones tan imperecederas como soberbias. No todos los grandes músicos se pueden permitir el lujo de hacer un disco tan sencillo y tan profundo al mismo tiempo como este, pero claro, el talento de Lauderdale para componer tampoco lo tiene cualquiera.


lunes, 28 de abril de 2014

Shooter Jennings - The Other Live


Interesante directo este de Shooter Jenning, una grabación que podría pasar por un bootleg de lujo. Aquí tenemos un concierto que no ha pasado por ningún tipo de post-producción, algo que por supuesto tiene su lado positivo. Aquí está una banda en su salsa en una grabación un tanto irregular, sin retoques aparentes, sonido un tanto tosco, sí, pero verdadero también, que muestra las carencias de Shooter a la voz pero también la pegada y la calidad de sus composiciones. Lo peor es la dejadez a la hora de los niveles de sonido de la grabación, especialmente si se comparan las dos primeras canciones, que cuentan con una diferencia de volumen demasiado evidente. Su anterior y escueto directo, Live At The Irving Plaza, era una grabación superior a esta en todos los aspectos, pero no se puede renegar de este nuevo cd que muestra a un artista de categoría desarrollando todo su potencial.

El concierto es un repaso, corto,  a todas las etapas de Shooter, con alguna versión, Isis de Bob Dylan, y una tremenda Something In The Way de Nirvana, en la que también se pueden escuchar ecos de Smells Like Teen Spirit. Hasta tenemos un tema de su polémico e interesante proyecto llamado Hierophant, de la que rescata la delirante Wake Up, que no es una de mis preferidas de ese disco pero si una muestra de todo lo que puede abarcar un músico que en un inicio parecía tener demasiado acotado su radio de acción. Una pega de la selección de canciones es que volvemos a quedarnos sin una grabación en directo de su gran clásico, 4th Of July, pero no hay quejas con temas tan estupendos como A Hard Lesson To Learn, que inicia el disco, la pegadiza y casi rapera Outlaw You y material más a la vieja usanza como Old Friend. De hecho la primera parte del disco es mucho más clásica, dejando para el final un trío arrollador con Something In The Way, Wake Up y The Gunslinger, material con una concepción más oscura y agresiva, que no será apto para quienes Shooter significa mayormente 4th Of July o Gone To Carolina, pero no seré yo quien reniegue de ese final de concierto tan devastador y ruidoso, en el que incluso una canción más clásica en su concepción como The Gunslinger contiene un final trepidante, con teclados en primer plano y un caos sónico irresistible.


miércoles, 16 de abril de 2014

Pixies - Indie Cindy


Que alguien con tanto talento como Black Francis llevara más de veinte años sin aportar prácticamente nada en el aspecto compositivo con su banda de toda la vida es difícil de entender, más cuando hace ya diez años del retorno de la banda a los escenarios, por eso que finalmente se haya decidido a sacar este Indie Cindy es una alegría. Está bien lo del retorno a las giras pero hay que completar la vuelta a la actividad aportando nueva música.

Pixies es el primer grupo que Francis tuvo nunca. Su discografía es un ejemplo de música apasionada, valiente, honesta, y revolucionaria. Supongo que habrá gente que pondrá pegas a Indie Cindy, pero no seré yo quien critique nuevas canciones de Francis, más cuando me parece un disco que va desde lo correcto hasta lo muy brillante. Puede que no haya nada comparable a lo que contenían Surfer Rosa o Doolittle pero creo que este disco va a atronar por mis altavoces bastante tiempo. Una pena que Kim Deal no esté en la banda, pero al menos tenemos a Black Francis, Joey Santiago y David Lovering de vuelta. Toda la música que contiene este cd ya se editó en diferentes ep's en el último año, había escuchado algo pero cuando he descubierto los temas nuevos de verdad ha sido cuando han sido recopiladas para Indie Cindy.

Comienzo por todo lo alto con What Goes Boom, clásico Pixies, combinación de violencia y melodías pop, un gran tema con Joey Santiago en buena forma en una de sus clásicas exhibiciones de agresividad. Ya desde este primer tema se aprecia una producción bastante buena, con sonido portentoso, agresivo pero nada embarullado. Greens And Blues es ese pop ruidoso tan típico de la banda, con toques de psicodelia. Indie Cindy es un tema difícil de encasillar, pop y locura de Black Francis a partes iguales, ecos de David Lynch. Bagboy tiene convicción para ser un tema que está cerca de ser un batiburrillo de diferentes sonoridades. Magdalena 318 es una canción algo más contenida y de las menos brillantes, y Silver Snail es más psicodelia estilo Pixies, melodías densas. Blue Eyed Hexe, con esas guitarras tan poderosas en primer plano puede llegar a recordar a AC/DC en ciertas partes, un tema genial con un Francis chillando como un loco, bienvenido sea. Aquí no hay nada que recuerde eso que una vez dijo Santiago Segurola sobre Surfer Rosa: el tipo de sonidos que debe escuchar alguien como Hannibal Lecter en sus pesadillas, aunque al menos si que tenemos un buena dosis de música tan personal como decidida. Vuelta al pop con Ring The Bell y ecos de Neil Young en Another Toe In The Ocean, dos buenos temas. Andro Queen es lo más psicodélico de todo el disco, con la voz de Francis llena de efectos. Snakes, rotundo y pop con Joey Santiago exhibiéndose de nuevo y cierra el disco Jaime Bravo, un tema que es como Pixies: inclasificable, surrealista, arriesgado, violentamente pop y ruidoso.


viernes, 4 de abril de 2014

Derek, el lado más humano de Ricky Gervais


Tener talento para el humor no es poca cosa, y Ricky Gervais lo tiene, y de sobra. Viéndole, por ejemplo, en la serie The Office (la original, la británica) Gervais consigue lo que poca gente puede, en un tremendo tour de force se supera a sí mismo episodio tras episodio logrando que su personaje sea cada vez más y más gilipollas según avanza la serie, y eso que ya en el primer episodio David Brent difícilmente puede resultar más imbécil. Lograr pegarte a la pantalla y querer seguir las andanzas de semejante fantasma y arrancar risas haciendo que su personaje más que resultar gracioso de auténtica vergüenza ajena, tiene mérito.


También su presencia en una película como Ghost Town resulta brillantísima, y ya decía mucho de la variedad de su repertorio. Su personaje es aquí muy diferente al de The Office, se trata de un dentista que hace de la misantropía un estilo de vida, por mucho que se redima con un final feliz que era algo innecesario. Sin llegar a intentar imitarlo se puede decir que su papel en ese film es lo más parecido que se puede encontrar estos días a los personajes que solía hacer el incomparable W.C. Fields, un tipo adorablemente mezquino e insoportable, y eso también tiene mucho mérito.


Por eso y otros de sus trabajos como Life's Too Short o An Idiot Abroad se puede considerar a Gervais como el mejor cómico actual, si acaso compartiendo trono con Larry David, por lo que pensé que con Derek, iba a continuar la fiesta. Es uno de sus más recientes trabajos y en el que ha tenido todo el control, dirigiendo y escribiendo cada episodio. Pero aunque dé la impresión de que se ha intentado colocar comercialmente como otro producto Gervais está muy lejos de todo lo que había hecho anteriormente. Ya el episodio piloto te deja descolocado y sin saber como reaccionar, que es algo que debería pasar más a menudo. A pesar de que la serie esté rodada al estilo The Office la historia tiene, en general, un tono totalmente diferente. Trata del día a día de un humilde asilo con un montón de problemas económicos y de dificultades pero en el que los internos están encantados, hay buen ambiente a pesar de la deteriorada salud de los ancianos y desde luego que no quieren irse a una residencia de mayor envergadura donde los cuidados son mucho peores y la expectativa de vida media de los internados es por lo general mucho menor. Gervais interpreta a Derek, uno de los cuidadores al que los ancianos adoran, que trabaja por un mísero sueldo y presenta síntomas de autismo. Cuando se pasa la sorpresa inicial de ver el tono y la temática en general que tiene la serie hay que decir que Gervais ha conseguido hacer un trabajo fenomenal, todo es muy humano y emotivo, resulta muy difícil permanecer indiferente. Y lo más sorprendente de todo es que también hay situaciones cómicas de Derek y sus colegas de trabajo, un par de personajes tan estrafalarios como divertidos, sin que en ningún momento se tenga el mal gusto de intentar hacer reír a costa de ancianos abandonados por sus familias o de gente con trastornos de personalidad. Todo un logro combinar en los poco más de 20 minutos de cada episodio una humanidad tan desarmante, crítica social y risas, y eso sin que el producto final sea un batiburrillo indigesto, lo que coloca a Ricky Gervais como algo más que un tipo gracioso. Mucho más.


martes, 1 de abril de 2014

The Robert Cray Band - In My Soul




Deliciosa rodaja a cargo de Young Bob y sus chicos. Música de verdad, apasionada, realizada con amor y mucha clase, sincera, nocturna. El título dice mucho pero más aún la música que contiene este cd. Habrá quien se rasgue las vestiduras, con cierta razón, no es un disco de blues. Lo malo es que después de 40 años de carrera habrá quien todavía espere de Robert un disco a lo John Lee Hooker o Muddy Waters. De la misma manera que, como ejemplo, no todo lo que programan en el festival de jazz de Montreux desde hace tantas décadas es jazz, tampoco lo que haga alguien que entra dentro de la categoría de bluesman tiene porque limitarse a seguir las pautas de Elmore James, aunque no haga falta ser un lumbreras para darse cuenta de que nunca podrán sacar el blues de alguien como Cray.

Este es el disco más soul y Stax de Robert Cray desde Take Your Shoes Off, también producido por Steve Jordan. El inicio con You Move Me es arrollador, clásico Robert Cray, con ese estilo tan personal que ha definido un género y que ha servido de inspiración incluso a músicos más veteranos que él. Pero ya con el segundo tema, una versión muy fiel de uno de sus ídolos, Nobody Fault's But Mine de Otis Redding (como novedad hay que decir que comparte la voz solista con su batería, Les Falconer), dice mucho de los caminos por los que discurre el resto del disco. Un trabajo más basado en la voz de Robert, maravillosa. Sorprende que alguien que ya tiene 60 tacos, aunque por su apariencia física nadie lo diría, mantenga su voz intacta, con esa potencia, esa expresividad y esa versatilidad. Pero de ninguna manera se puede decir que se eche en falta al Cray más guitarrero, siempre está ahí, no únicamente en los solos, que los hay, aunque esta vez más reposados pero igualmente intensos, también están todas esas estupendas partes rítmicas tan deudoras de gente como Steve Cropper.

El disco transcurre entre la seda, las baladas, el soul relajado, instrumentalmente arropado a la perfección y con una producción soberbia, de las que tratan de dejar el camino libre a los músicos para que suenen como deben. Nos encontramos hasta con un instumental, Hip Tight Onions, por lo que los paralelismos con Stax y Booker T. & The M.G.'s se hacen más evidentes aún. Y aunque tiene más versiones que nunca, ¿cómo podría quejarme de escuchar a Robert recreando esas fabulosas Deep In My Soul de Bobby Bland o Your Good Thing Is About To End de Lou Rawls? Fantásticas las dos, pero el material compuesto por Cray y sus músicos para este disco es bastante bueno, hay excelente material, como esos I Guess I'll Never Know, You're Everything o Pillow, tema en el que se rescata el sitar eléctrico.

Cuando aún seguía disfrutando regularmente el anterior, Nothin' But Love, dos años sin alejarse mucho de las novedades, llega este In My Soul, que creo que es un disco que se va a convertir en uno de mis favoritos de este año y uno de los que más van a sonar por mi equipo durante una buena temporada.