La primera vez que escuché el Blues De La Frontera estaba en una época totalmente imbuido en el blues, bueno, en lo que es mi idea de lo que es el blues, un estilo musical que va mas allá de Muddy Waters y Robert Johnson. Pensar que se "controla" el blues puede ser algo tan pedante y erróneo como pensar que uno puede saberlo todo sobre el flamenco. Siempre me llamó mucho la atención el paralelismo entre los dos géneros. Aunque haya gente que asocia musicalmente más el flamenco con el jazz yo lo veo de forma diferente. El blues y el flamenco son géneros hermanos, por sus orígenes humildes entre colectivos marginales, por la temática de sus letras, los puntos en común entre la imagen de esos bluesmen antiguos y la de los flamencos clásicos, que entre unos y otros se hagan llamar de forma tan llamativa (habría que traducir al inglés nombres flamencos y viceversa para darse cuenta) y algo tan importante como la actitud, ese orgullo tan racial. Y por no hablar de la diversidad de estilos dentro de esos géneros, tan variados entre ellos o de que tanto un estilo como otro, aunque estén relacionados con la tristeza o la melancolía, también tienen su lado alegre y vitalista.
Todo evoluciona y se asimila, y si podemos tener en el blues a alguien como Jeff Healey, sólo un ejemplo, que no tiene nada que ver en sus orígenes con Elmore James pero con una capacidad para sentir y hacer sentir el blues como cualquiera bluesman jondo, en el flamenco tenemos a Miguel Poveda, de Badalona y tan flamenco y tan grande como cualquier otro.
Por eso descubrir un disco como el Blues De La Frontera me impresionó tanto. Los hermanos Amador estaban en el punto culminante de sus carreras, todo lo que hayan hecho después no se ha acercado a lo que consiguieron en la época de Guitarras Callejeras o Blues De La Frontera. Hasta ese momento sus diferencias personales no habían conseguido cargarse lo que eran capaces de hacer musicalmente. Todo esa espontaneidad, todo ese genio y esa desvergüenza, todo con lo que habían crecido y todo lo que habían descubierto con sus amigos los jipos: Camarón, Jimi Hendrix, Paco de Lucía, B.B. King.
Se dice que hasta Paco de Lucía llegó a grabar algo aunque no llegó a salir en el disco y su relación con Camarón de la Isla quedó marcada, a pesar del maravilloso homenaje que se le rendía en esa canción, al cantaor no le hizo gracia que hicieran referencia a su padre fallecido.
No sólo hay blues y flamenco en ese disco, también hay jazz, reggae y rock. Un disco corto de duración pero de largo disfrute, con el que uno no deja de pensar que los hermanos Amador estuvieron muy bien rodeados, sólo hay que ver lo que ha hecho Raimundo en solitario (discos correctos pero olvidables mayormente) y la escasa relevancia de Rafael desde hace tantos años. Una pena ya que en esa época parecía que se iban a comer el mundo y que el Blues De La Frontera era sólo el inicio de algo realmente gordo, que ingenuos somos a veces algunos. Un disco que ha pasado por mi colección en todos los formatos posibles, cinta de cassette grabada por un colega que a su vez estaba grabada de otra, cassette original, vinilo y cd, y lo que haga falta, en todos esos formatos tan diferentes la felicidad que provocan cosas como Bodas de Sangre, Lindo Gatito, Yo Me Quedo En Sevilla o Camarón es igual.