Siendo un músico que podría parecer de perfil bajo The Wolfman tiene una concepción musical y unos discos extraordinarios. Su voz y su guitarra no se suelen destacar por los aficionados al blues, pero su música es como el tábaco, con muy poco ya se te hace difícil dejarla. Tanto a la voz como a la guitarra seguramente no mucha gente le pondría por delante de tantas leyendas, pero con lo que tiene le sobra para adueñarse del blues, sin olvidarse de esas baladas de soul que son pura seda, de su poderoso funk y de lo que haga falta, Nueva Orleans por todos los poros de su piel, respaldado por metales gloriosos y una sección rítmica vigorosa y precisa.
Como tantos otros estandartes de la música negra fuera de la onda Billboard su carrera discográfica ha tenido un bajón considerable, su último cd es de 2008, el buenísimo Doin' The Funky Thing, pero su actividad en directo no decae, y con sus Roadmasters sigue apabullando allá donde vaya. Sólo pude verle una vez en vivo hace ya sus años en un festival de blues de San Fernando. Fue una pena que casi arruinaran el concierto con un sonido con el que parecían estar comprobando la resistencia del equipo, pero el repertorio fue tan bestial, con todos sus mejores temas, una auténtica fiesta de inicio.
Sus discos aguantan estupendamente el paso del tiempo y aunque adoro Sada, puede ser porque de esa forma descubrí su música, Out Of The Dark puede ser mi disco favorito de Walter Wolfman Washington. Ese incio con You Can Stay But The Noise Must Go es funk en estado puro y sólo un anticipo de lo que se viene encima. El único respiro viene con esa balada soul tan intensa, con un crescendo y una emoción desbordante, Out Of The Dark. El resto es pura fiesta para todos los que estamos enganchados a músicos tan inclasificables y personales como The Wolfman.
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