Ya con B.B. establecido como uno de los bluesmen definitivos y figura rutilante, adorado por músicos de blues, rock, jazz, country o pop, y después del éxito con discos Live & Well o temas como The Thrill Is Gone llegó este álbum. En teoría un disco menor si se le compara con Indianola Mississippi Seeds o Completely Well, pero por el que yo siempre he sentido un especial cariño. Hasta que se editó por fin en cd (en 2009, por el fantástico sello BGO y en un doble cd junto a To Know You Is To Love You), tuve que conformarme con escuchar esas grabaciones en unos vinilos prácticamente deshechos, en los que el ruido de fritura casi ahogaba el vozarrón de B.B. y Lucille. De todas formas esos vinilos, uno de ellos regalado por un lujo de amigo, fueron aún más destrozados en mi plato, y es que B.B., artísticamente en sus mejores años, maestro a la guitarra y con una voz tremenda, sobrevive a las condiciones más adversas.
Este L.A. Midnight se grabó en diferentes estudios y contó con un buen puñado de invitados de nivel, caso de Joe Walsh, Taj Mahal o Jesse Ed Davis, y una sección de metal con gente de la categoría de Plas Johnson o Red Holloway. A pesar de tanto personal el disco suena muy homogéneo, también muy relajado en su mayor parte, sin prisas. Largas jams en los instrumentales como Midnight y Lucille's Granny, con solos a fuego lento en el primero y travieso funk en el segundo. De todas formas es un disco que arranca con uno de los grandes clásicos de B.B., una de sus mejores y más divertidas letras en I Got Some Help I Don't Need, uno de los temas del disco que cuenta con la tuba de Red Callendar en un primer e inusual primer plano en este tipo de grabaciones. La interpretación instrumental de Help The Poor, la única versión del disco, es otro punto fuerte, a pesar de que no se pueda oír cantando a B.B. el tema merece mucho la pena, versión definitiva, como la que se incluyó, en esa ocasión cantada y sin Lucille, en Live At The Regal. Can't You Hear Me Talking To You y I Believe I've Been Blue Too Long son dos temas quizás menores, ambos escritos por B.B., pero que encajan perfectamente entre los instrumentales y la que para mí es, tal vez, la mejor grabación que haya hecho nunca B.B. King: Sweet Sixteen. Un tema ya grabado por B.B. en 1960, y si la versión original, editada primeramente en un single usando las dos caras por su duración, era una muestra imponente de su estilo y de su capacidad, esta versión de 1971 es una auténtica joya. Blues lento que B.B. a la voz y a la guitarra y su banda van subiendo de intensidad poco a poco, hasta un estallido final impresionante. Una forma de hacer blues que está al alcance de pocos y un tema que puede fácilmente definir un estilo. También una de las mejores y más emotivas letras de B.B., Etta James estaba convencida de que parte de la canción hablaba de ella. Unos siete minutos gloriosos, música del alma en la que a uno le gusta sumergirse a menudo. Nadie habla con la guitarra como B.B. y pocos se le pueden acercar a la voz, en potencia, profundidad, expresividad y feeling.
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