Un camino considerable llevan ya a sus espaldas Dan Auerbach y Patrick Carney con The Black Keys y siguen facturando discos tan estupendos como este Turn Blue, de nuevo con la producción del polémico Danger Mouse. Pero esta colaboración no es que sea algo que se haya mantenido como un secreto para quienes seguimos a The Black Keys, y por lo tanto las quejas por parte de los fieles a sus inicios pueden estar un poco fuera de lugar, algo producido por el británico no se va a parecer mucho a Rubber Factory. Muy, pero que muy lejos queda ya el salvajismo de sus primeras grabaciones pero no se podrá decir que musicalmente sus últimas entregas supongan una bajada de pantalones, por mucho que comercialmente sean discos que funcionen. El espíritu que recorre las canciones de Turn Blue no está tan alejado de Thickfreakness o Chulahoma, es más, se podría decir que lo que están haciendo ahora es una vuelta de tuerca más en su afán por configurar a su antojo parte de la música negra americana, acercándola más a otros parámetros impregnados de psicodelia y misticidad. Si antes sus influencias se basaban en algo que partía del blues más áspero ahora con algunas de estas canciones nos encontramos a The Black Keys zambulliéndose en el soul más emotivo. El inicio del disco con Weight Of Love, In Time y Turn Blue sienta las bases. Música tremendamente evocadora, muy negra y nocturna, pero sin dejar atrás su sello personal por muchos efectos que puedan usar actualmente. Uno no puede evitar sentirse atrapado por la guitarra y la excelente voz de Auerbach y los ritmos de Carney durante el tiempo que dura el disco, en el que se mezcla la melancolía con sonidos cósmicos, que parte del clasicismo para convertirlo en algo etéreo e irresistible. Todo el disco tiene el mismo tono, algo sombrío en líneas generales, hasta llegar al último tema, Gotta Get Away, muy fiestero y optimista pero que encaja a la perfección para poner punto final a un trabajo que crece a cada escucha.
A partir de Attack & Release The Black Keys comenzaron a cambiar su música y a acompañarse de otros músicos, y con lo que han ido entregando desde entonces llegamos a una profundidad y a una sensibilidad insospechada en los rudos primeros tiempos. El Camino o Turn Blue no son sólo ejemplos de como hacer música apta para todos los públicos, también que se puede hacer música atractiva comercialmente sin sacrificar el fondo y la calidad. Y no hay que olvidarse, para nada, de un disco como Blakroc, su excepcional álbum en el que se mezclaron con artistas del hip-hop para hacer algo arriesgado y demoledor a partes iguales. No se si Turn Blue tendrá el impacto comercial de El Camino, da igual, no tengo ningún problema con que artistas que me gusten puedan sonar por todas partes. Si acaso el problema es para quienes no pueden dejar de ver un rato la televisión. Yo prefiero dedicarme a las aventuras musicales de The Black Keys.
Interesante lectura de uno de los discos que mas controversia esta levantando este año, hay quien no le ha gustado nada y al contrario, yo estoy en el medio, lo cierto es que me esperaba mas, aunque no me parece mal disco, quizas me sobre una vuelta de psicodelia que creo que no termina de sentarles bien.
ResponderEliminarSaludos.
A mí no me han gustado alguno de sus ramalazos discotequeros, sinceramente. Me quedo con "El Camino" y tu reseña, por supuesto ;)
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ResponderEliminarAddison, si no hubiera controversia todo esto sería muy aburrido, menos mal que hay gente que arriesga. Por mucho que me gusten AC/DC y otros grupos que son más inmovilistas prefiero que los músicos que sigo traten al menos de intentar otras cosas, aunque haya gente como The Black Keys que hayan evolucionado de sus inicios a algo más "sensitivo".
Alex, ojalá en las discotecas y pubs sonara música como la que trae Turn Blue. El otro día en mi barrio había no se qué fiestorro y estuvieron dando el coñazo con música "moderna" a todas horas. Si hace 10 ó 20 años la música que se usaba en esos acontecimientos me parecía una auténtica mierda con lo que hay ahora la echo hasta de menos. Es el tipo de música que yo pondría para torturar a alguien, desde luego. Por muy imbécil que pueda ser la música de baile siempre hay alguien que consigue superar lo anterior.
Saludos y gracias por comentar a los dos.