miércoles, 29 de mayo de 2013

Neymar, la cresta que viene

Ya están los agoreros de bufanda proclamando con antelación el fracaso o el éxito que va a resultar el fichaje de este jugador por el Barça, depende, claro, de si uno es de un equipo o del otro. Como todos esos exaltados lo saben todo no se por qué no dejan de seguir el fútbol y se dedican a otra cosa, o aprovechan sus elucubraciones para acertar una quiniela y largarse a Cancún o donde les plazca. A mi que me dejen disfrutar con la incertidumbre que puede significar el rendimiento de este jugador, que yo quiero sorprenderme de una u otra manera, que en videos de dos o tres minutos del youtube es un jugador que maravilla pero del que no he visto ni un solo partido completo, y que anque hubiera visto 40 aprtidos iba a seguir sin tener idea de lo que puede o no hacer en su nuevo equipo.

Mi afición futbolística siempre ha estado ligada a Cruyff, me hice barcelonista cuando lo ficharon como jugador. Se me pasó rápido, el mundo del comic, la música, el cine, etc. empezó a entrar en mi vida y me dejaron de interesar unos cuantos tipos corriendo detrás de un balón, que eso era el futbol para mi en ausencia de Cruyff jugador, hasta que años y años más tarde y de casualidad me topé con un partido por la tele de la tercera temporada de Cruyff en el Barça como entrenador. Hacía mucho tiempo que no veía un partido, ni siquiera sabía quien había ganado la liga o la copa de Europa en los últimos años, sabía el nombre de Maradona, Butragueño y poco más, para mi esa gente no tenía nada que hacer al lado de De Niro, Jeff Healey o Living Colour, pero ver a ese equipo, en la temporada en que empezaron a maravillar, con Koeman, Laudrup, Eusebio, Stoichkov, Amor, etc., fue una pasada. Eso no era el típico juego aburrido que me había hecho que dejara de interesarme por el opio nacional. Yo allí veía clase. Ese juego de triangular pacientemente al primer o segundo toque hasta encontrar el hueco me enganchó. Creo que volver a amar el fútbol por ese partido me define bastante bien como seguidor ya que ni siquiera ganaron ni metieron goles espectaculares, por eso ahora me hace gracia que algunos hablen de lo aburrido que es el juego de posesión que hace el Barça, ¡pero si eso es precisamente lo que me trajo de vuelta! 

Aunque mi afición futbolera nunca se ha acercado a la musical o a la cinematográfica, algo que en mi caso se puede comprobar por el dinero invertido en cada cosa, si que me ha hecho pasar buenos ratos, pero eso sí, por ejemplo, he preferido ir a ver a Steve Earle en la sala Bikini de Barcelona cuando a escasos metros Messi, Iniesta y demás estaban maravillando ante el Atlético de Madrid, y no me arrepiento para nada, todo lo contrario, para mi Steve incluso solo con la acústica siempre me va a llenar más que cualquier partido.

Ahora me hace gracia ver como la facción yihadista del madridismo anda confundida desde que saben que su oráculo les abandona. Ese tipo que es capaz de hacer sentir a los seguidores del club más laureado como si fuera la primera vez que ganan algo al haber ganado un par de títulos que merezcan la pena, que es capaz de dividir a una afición como la del Madrid y que ha hecho replantearse el gusto futbolístico a los chaqueteros de turno. Chaqueteros que los hay por todas partes, lamentablemente, y que ahora muchos de ellos están echando pestes del dedo que señala el camino cuando hace unas semanas farfullaban toda clase de alabanzas al tipejo ese que tiene un ego del tamaño de Maracaná. Pero tipos así también ofrecen algo positivo, ha desenmascarado a todos esos chaqueteros, los que en realidad de lo único que disfrutan es cuando se cumplen sus vaticinios cegados por el forofismo más nauseabundo y justifican cualquier cosa. También alguien así me ha hecho valorar más a algún amigo y algún conocido que siendo madridistas no tragan con los lloriqueos absurdos y el victimismo de un multimillonario, un privilegiado que quiere hacer creer que tiene a todo el mundo en su contra.

De todas formas, ese yihadismo futbolero también pudo haberse producido en el barcelonismo. Antes de que contrataran a Guardiola para que entrenara al Barça estuvieron tanteando también al "special one". Supongo que de haber pasado algo así uno estaría ahora en otra época de anti-fútbol total. 

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