jueves, 15 de agosto de 2013

Ted Hawkins - Suffer No More


No siempre un portento de voz y unas canciones extraordinarias son suficientes para hacerse con un nombre en la música. Ted Hawkins es el ejemplo perfecto de artista enorme con escasa repercusión. Infancia desdichada en Mississippi, reformatorios, trabajos horribles, adicciones, cárcel. Todo eso no pudo frenar un talento inmenso, pero la irregular carrera discográfica, debido en parte a su complicado carácter, no le hizo ningún bien, teniendo que subsistir durante muchos años principalmente tocando en playas californianas, sentado en su caja de plástico por unas monedas. Hasta que a finales de los ochenta ayudado por el locutor británico Andy Kershaw se estableció en Inglaterra grabando varios discos y dando conciertos, llegando a tocar hasta en Japón. Al fin era tratado como debía, grabando discos en condiciones y siendo aclamado y respetado, pero fue deportado a Estados Unidos por problemas con drogas en 1990. A su vuelta a su país se encontró con la misma situación que había dejado, prácticamente era un vagabundo de nuevo, que tenía que sobrevivir pasando el sombrero en las playas. Cuando al fin una compañía como Geffen quiso grabarle en 1995, tratándolo como merecía, y sacó The Next Hundred Years, que tuvo un éxito que él no esperaba, pero falleció al año siguiente de un infarto, dejando claro que cuando la mala suerte se ceba con alguien difícilmente hay salida.

Catalogar como conmovedora su música  es quedarse corto y siempre es estupendo reencontrarse con sus grabaciones año tras año. Nunca es mal momento para volver a maravillarse con Happy Hour, The Lost Ones, Cold And Bitter Tears, Biloxi o Sorry You're Sick, cruces de caminos donde se encuentran Sam Cooke y George Jones, donde el soul, el blues, el folk, el country y la música espiritual forman un todo. Música sin adulterar, música de verdad.

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